Que ningún ruidoso amanecer
Emily Dickinson ha sido considerada siempre un personaje oculto y misterioso. Sin embargo, estudios recientes no muestran a un ser retraído, como se la había retratado hasta ahora, sino una mujer fuerte, adelantada a su tiempo, que entendió que en la discreción tenía el arma para sobrevivir en libertad:
Ningún cepo puede torturar
mi alma en libertad,
pues detrás de este esqueleto mortal
se teje uno de más valor.
(...)
Excepto tú mismo, tal vez nadie pueda ser
tu enemigo,
cautividad es conciencia
y también es libertad.
La reciente película "Sunset song" (Historia de una pasión), del director Terence Davies, intenta dar luz a la vida de esta poeta que escribió una obra extraordinaria pero fue reconocida solo póstumamente, y siempre tras ese velo de mujer aislada, como si no fueran en realidad la sociedad y la historia quienes ninguneaban un talento extraordinario por no ser capaces de apreciarlo tal cual era. De hecho la película es un intento de hacer justicia no solo a la poeta sino a una magnífica persona adelantada a su tiempo: “La reputación de Emily Dickinson fue póstuma, lo que me parece muy injusto. No sé cómo puede soportarlo una gran artista. Merece ser aplaudida eternamente”, afirmó el director en una entrevista.
Pensar en Emily Dickinson y en cine nos remite inevitablemente al poema que sirve de leiv motiv en La decisión de Sophie de Alan J. Pakula, basada en la novela de William Styron (con las excelentes interpretaciones de Meryl Streep, Kevin Kline y Peter MacNicol):
Que la cama sea ancha,
que esté hecha con cuidado;
esperad en ella que la sentencia
del juicio final, sea serena y perfecta.
Que el colchón sea plano,
que la almohada sea redonda,
y que ningún ruidoso amanecer
perturbe la paz de esta tierra.
Los más recientes estudios, desde una perspectiva de género, han descubierto, además, que gran parte de los poemas de Dickinson están dedicados a Susan Hungtinton, que estuvo toda la vida a su lado y fue quien empezó a publicar sus poemas tras su muerte. Ana Mañeru estudió la obra de Dickinson, la recopiló y tradujo. En este proceso se desmontó toda la visión patriarcal y ligada al canon de la época que se había formado sobre ella, no encontró una mujer puritana enamorada del reverendo Wadsworth, sino una mujer libre, irónica, con una relación más que íntima e intelectual con Susan: “Cuando empecé a leer sus poemas me pasaba que no la entendía. Interpretaba que ella estaba reprimida, cuando en realidad era la bandera de la libertad femenina”.
En raras ocasiones el cine es la entrada, para cierto público lector, a grandes textos de la literatura, bienvenido sea si esta película sobre Emily Dickinson sirve para que los lectores la conozcan y se adentren en una obra que ha subyugado a escritores como Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo o Marià Manent.