Las escritoras denuncian la marginación que sufren en los reconocimientos oficiales
Josep Massot - Xavi Ayén / La Vanguardia
Día 18/10/2016
Ha nacido un nuevo día. Fue ayer. El día de las Escritoras, que se celebró por primera vez en varias ciudades de España y México y que aspira a asentarse como una nueva tradición, cada primer lunes tras el aniversario de santa Teresa. “¿Si es necesario tener un día? ¡Claro que sí! Si sacáramos de la Biblioteca de Catalunya los libros escritos por los hombres, se quedaría vacía”, dice Bel Olid. “Celebrarlo no es meternos a nosotras mismas en un gueto, el gueto lo crean los hombres, que no han hecho la parte de trabajo que les tocaba y por eso hemos de reivindicarnos nosotras”.
La iniciativa partió de la Federación de Directivas y Empresarias, la Biblioteca Nacional y la asociación Clásicas y Modernas y, en Catalunya, se sumaron el Observatori Cultural de Gènere (OCG), la Biblioteca de Catalunya y la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). Un aluvión de actos, de lecturas a debates pasando por exposiciones y espectáculos de danza, recorrió ayer varias ciudades.
Laura Freixas explica que “este día se celebra porque las escritoras casi no figuran en los premios institucionales, celebraciones oficiales, programas escolares, libros de texto... Queremos reivindicarlas como figuras de autoridad, si queremos una sociedad de iguales nos faltan referentes femeninos, también en lo literario”. Sucede que “en el caso de las escritoras aportan algo más respecto a otros ámbitos, porque los creadores de historias construyen nuestros sueños, aportan un espejo en que mirarnos, que nos permite entender mejor nuestras vidas, darles sentido. Y, si nos miramos en un espejo construido por hombres, vemos un reflejo distorsionado”.