Literatura y ‘big data’
Jorge Carrión / La Vanguardia
Día 20/08/2016
Si distinguimos entre microeconomía y macroeconomía, ¿tiene sentido hablar de filología (y de close reading) como del polo opuesto al de la macroliteratura? Cuando Franco Moretti publicó en italiano su Atlas de la novela europea en 1997 (Trama, en castellano) y Pascale Casanova, en francés y sólo dos años más tarde, La República mundial de las Letras (Anagrama), sentaron las bases de esa posibilidad. Defendían –en grados diversos– una lectura comparada de la literatura internacional en que cedieran las fronteras nacionales y donde lo microscópico (las figuras retóricas, los poemas, los libros, autores concretos) tuviera menor importancia que lo macroscópico (los géneros, los números de traducciones y ediciones, todo aquello que pudiera ser cuantificado en gráficos, estadísticas y mapas). En los más de quince años trascurridos desde entonces, el conocimiento se ha digitalizado y el big data ha cambiado la lógica de nuestra forma de entender el mundo. La macroliteratura es muy plausible en ese contexto de humanismo de datos, de cuya dimensión literaria Moretti ha sido sin duda un destacado precursor.