El siglo XXI también es de papel
Antonio Lucas / El Mundo
Día 20/02/2016
El despacho de Jorge Herralde (Barcelona, 1935) tiene una sola foto. Pequeña y de mala calidad. Está apoyada contra el lomo de unos libros en el anaquel de arriba de una librería. En ella aparecen Patricia Highsmith y Enrique Tierno Galván. Es 1983. El alcalde y la escritora cenaron en Madrid y hablaron en francés. En esos días, Herralde fue su sombra, su mástil, su ángel, su sentido común y su mago. La Higsmith tiene entre otros méritos el haber sobrevivido al lingotazo de aguarrás que se dispensó su madre para desalojarla del útero a los pocos meses de embarazo. Eso inmuniza para cualquier absurdo de los que asesta la vida. Esta mujer fue también uno de los primeros éxitos de ventas de Jorge Herralde enAnagrama.
Una sola foto y decenas de manuscritos repartidos en una mesa alta y otra baja. En sillones o palmos de suelo. Es la biosfera de un editor que lleva más de 40 años contorneando a varias generaciones de lectores. Y de escritores. De todos ellos sólo tiene expuesta, a modo de fetiche o de jilguero, a una Higsmith ya con cierta gravedad de moflete caído.
En este mediodía Herralde tiene enfrente a Luis Solano (Vigo, 1972), creador de Libros del Asteroide, una de las más notables editoriales recientes e independientes de España. El primero ha publicado unos 3.000 títulos. El segundo, 250. Los editores son seres difíciles. Expresan deseos imposibles y ofertas recónditas al mismo tiempo. Los dos que aquí se sientan forman parte de la mejor tradición independiente. Un gurú y un discípulo que miran con asombro esta neurosis general meneada en las televisiones, donde el rito de la modernidad ha perdido mayormente el deseo de hacer apnea en un buen libro.
Aún creen en las bondades de la tinta, en el papel, en el poder de las frases. Exhiben una sofisticada resistencia de catarata mientras exhiben una mirada de buscadores de oro entre los mazos de folios.