Malestar en el mundo de la edición. El editor, el autor
Guillermo Schavelzon / El Blog de Guillermo Schavelzon
Día 26/01/2016
La larga crisis económica y la gran caída en la venta de libros (en España), vienen enmascarando un malestar, una sensación de confusión que se vive en el mundo de la edición, al principio erróneamente atribuido a la llegada del libro electrónico.
El editor enfrenta hoy una divergente y a veces desconcertante presión, tanto de las exigencias del mercado –a las que tiene que atender para mantener su trabajo—, como las que son consecuencia de una nueva forma de funcionamiento y organización, producto del gran crecimiento de los grupos editoriales, para los que la mayoría de los editores trabaja.
Esta presión se ejerce desde todas partes. Desde arriba, por los accionistas, para obtener mayor rentabilidad (más ventas y menos gastos). Desde los costados por los agentes comerciales, que aunque no lean, parecieran saberlo todo sobre qué hay que publicar y qué no, y desde abajo (la ubicación es sólo un esquema) por los lectores. Pero no por los lectores de toda la vida, que siguen comprando libros cuando les interesan. La presión sobre el editor viene de los lectores que no conoce ni llegará nunca a conocer, esa gran masa de compradores ocasionales que, cuando se moviliza, cambia el resultado económico de todo el año.
Encontrar a esos lectores eventuales no es una operación literaria, sino comercial. Tiene que ver con el marketing, el posicionamiento, los estudios de mercado, un sofisticado trabajo de seducción fallido la mayor parte de las veces: encontrar escritores trabajables como Brand Business (negocio de marca), un concepto que hasta hace unos años era ajeno al mundo editorial.