Por un libro universal
Los textos en soporte digital plantean a editores y libreros el problema de cómo impedir que, al igual que ocurre ya con la música y el cine, el público los consiga gratis. Lectores y autores pueden salir beneficiados
JAVIER CALVO 24/12/2009
Asistimos estos días a la enésima versión de un enfrentamiento clásico: por un lado, la orientación democrática de la mayoría de innovaciones en el terreno de la comunicación digital. Por otro, el inevitable movimiento de actores empresariales y políticos para restringir el alcance de las nuevas tecnologías y ponerlas a rendir beneficios. Este antagonismo, que se ha instalado en el centro del debate de la cultura al convertirse Internet en uno de los principales medios de transmisión cultural, ya ha zarandeado violentamente el cine y la música y ahora alcanza al libro.
Todos los sistemas para evitar la copia que se han usado masivamente han sido derrotados
La autoedición digital, sea comercial o gratuita, es una de las opciones más interesantes
El presente artículo defiende que el actual sistema de implantación del libro electrónico no es solamente una transición del papel al soporte digital, sino básicamente una extensión del modelo tradicional de edición. Una extensión insostenible y en última instancia perjudicial para el autor y el lector. La meta para la nueva década, en mi opinión, debe ser la distribución gratuita del libro por Internet. Y por una vez, lo ideal es también lo que tiene más números de ir a suceder.