Así mueren los libros que no se venden
David González / El Confidencial
Día 27/06/2015
El infierno para un libro ya no es acabar calcinado por el lanzallamas de un bombero censor, como en Fahrenheit 451, de Ray Bradbury. No. La condena de una novela que no se vende llega tras descansar en un tanatorio y vagar como un alma en pena.
"Antes se veía como una suerte de horror para un escritor estar un mes en la mesa de novedades de una librería. Ahora, hay libros que solo están una semana", afirma Juan Jacinto Muñoz Rengel, autor de la novela El asesino hipocondríaco. Porque no todos los escritores son Ken Follett o E. L. James. Existen otros autores que se pasan media vida pergeñando una novela, se la publican y antes de recibir una buena o mala crítica ya han perdido toda oportunidad. Incluso los superventas tienen títulos invendidos.
Las grandes editoriales funcionan inundando las librerías de novedades y siempre producen mucho más de lo que van a vender, porque "la pila de libros era lo que vendía libros", añade Muñoz Rengel.
Así, el mencionado tanatorio de los libros es alguno de esos inmensos almacenes de las editoriales. Allí acaban apilados en palés o altas estanterías los ejemplares que ni las librerías ni los grandes centros comerciales logran despachar. Es su primera muerte; descanse en paz.