El caso Camps: Cómo seducen los noveles a los gigantes editoriales
C. Aimeur / Valencia Plaza
Día 23/03/2015
No es la primera vez y tampoco será la última, pero no es lo habitual. Lo que está viviendo el profesor valenciano Joaquín Camps se da muy de tanto en tanto, casi se podría decir que una vez cada diez años. Que una gran editorial se fije en autor desconocido, alejado de los círculos literarios, de los medios, tiene tanto de raro como de feliz.
¿Qué hay detrás de este éxito instantáneo? En su caso, como otros similares, la figura clave es la misma, el agente editorial, el encargado de abrir las puertas que sólo se abren si hay conocimiento previo. De ahí que muchos escritores experimentados la primera recomendación que hacen en los talleres literarios sea la misma: si no conoces a nadie, búscate un agente.¿Por qué? Porque un contrato con una agencia viene a ser algo así como un filtro, una carta de recomendación en ocasiones más buena que la mejor crítica o el premio más respetado.
Para encontrar un caso similar en la novelística valenciana habría que remontarse a hace siete años con a la irrupción de Antonio Garrido con La escriba, publicada por Ediciones B. En aquella ocasión Garrido, nacido en Linares y valenciano de adopción, ingeniero industrial y profesor en el Ceu San Pablo de Valencia, accedió al mercado editorial del brazo de la todopoderosa agencia de Carmen Balcells. Con una aventura histórica amena, rigurosa, seria, y una excelente campaña de promoción el resultado fue un éxito en todo el mundo, especialmente en Alemania. Un éxito que refrendó con su segunda novela, El lector de cadáveres (2011), que ha superado el medio millón de ejemplares vendidos y logró el premio de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza de 2012.