La novela que viene
¿Hacia dónde va la nueva narrativa actual en español? Los tiempos han cambiado desde el boom latinoamericano que dio a conocer a los grandes nombres de Hispanoamérica como Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Juan Carlos Onetti o Juan Rulfo entre otros. Aunque no todos estos escritores tenían un estilo común, fue fácil encuadrarlos en un mismo bloque generacional ya que todos lograron renovar y actualizar la narrativa de sus respectivos países, y en español en general. En España, el realismo marcaría la década de los 50 y en la de los 60 y 70 destacaría la experimentación y la búsqueda de nuevas formas. Sin embargo, todos estos autores dejaron muchos caminos abiertos que en gran parte han marcado la libertad de los autores posteriores.
Siempre es difícil hablar de los contemporáneos, ya que su obra está en pleno proceso de maduración, pero sí es posible dirimir unas directrices generales de lo que está ocurriendo con los nuevos narradores, especialmente en Latinoamérica. Una de las claves principales que permite entender la novela en español del siglo XXI es la variedad: geográfica, de estilos, de géneros etc., fruto de la comunicación a gran escala que hace que casi todos los autores tengan una gran parte de referentes vitales comunes en una sociedad globalizada. Esto, cómo no, es una generalización, aunque a grandes rasgos latinoamericanos y españoles se han quitado la obligación o el peso de escribir necesariamente de sus respectivos países o ciertas temáticas, y escriben de todo y sobre cualquier lugar, también es cierto que en algunos países hay conflictos concretos que inevitablemente quedan reflejados en la narrativa, por ejemplo la narcoviolencia en México, la Guerra Civil o la crisis económica y social en España o la revisión de historias nacionales, el caso de Colombia con la guerrilla y el narcotráfico, o Argentina y Chile con sus respectivas dictaduras.
Otra de las evidencias es que no hay conflicto generacional ni geográfico. Se produce una grata convivencia entre autores de diferentes generaciones, lugares y estilos.
La narrativa actual, sin embargo, tiene tendencia a preocuparse menos por los grandes temas para ocuparse de los micromundos personales y, curiosamente, hay poca ambición experimental pero en cambio se van perdiendo cada vez más las fronteras entre géneros y estructuras no tanto fruto de un deseo de innovar como una necesidad para adaptar las estructuras y géneros narrativos a la experiencia contemporánea. Algunos echan de menos más exploraciones literarias, lo cual está también provocado por un público poco propenso a las innovaciones radicales, pero es cierto que los riesgos narrativos asumidos por los escritores son más bien conceptuales, y quizás este sea un rasgo contemporáneo, que la innovación no proviene tanto del estilo y el lenguaje sino del concepto, entre éstos destacan grandes nombres ya afianzados, con unos lectores fieles y exigentes, como Enrique Vila-Matas o Mario Bellatín.
