PALABRAS IMPRESCINDIBLES PARA UNA OBRA MAYOR

Por Mercedes Eleine González

Dos personajes, dos representaciones de una misma raíz: la de la nacionalidad cubana, conforman el hilo conductor de esta narración brillante, divertida, chispeante, jocosa y seria al mismo tiempo que nos ofrece el escritor cubano Newton Briones Montoto, con su obra:CUBA: LA HABANA Y LOS CUBANOS, cuya encomiable lectura recomiendo. A través de Cristóbal y Criollo, el autor narra el surgimiento de la cubanía y el asentamiento de lo que más tarde devendría capital de la Isla de Cuba: La Habana, porque Cristóbal y Criollo tipifican una realidad que el autor utiliza de manera magistral para contar en profundas y sabias semblanzas el surgimiento, desarrollo y conclusión de los hechos que originaron las características fundamentales de la idiosincracia del cubano en uno de los libros históricos más amenos que se puedan leer. A quienes no les gusta el género histórico podrían refutar que es un libro de Historia pero no es exactamente como tal, sino que los dos personajes perfectamente concebidos establecen un dinámico diálogo con el lector en una especie de omnisciente presencia testimonial cuyo alarde de sabiduria y gracia criolla no le será indiferente a usted, amable lector o lectora, y no le quedará mas remedio que leerse el dichoso libro de un tirón de canto a rabo, con sus más de cuatrocientas páginas porque es un libro escrito con un conocimiento de causa que provoca en quien lo lee gran admiración al demostrar el estudio profundo y concienzudo que el autor hizo previamente del tema, en cuyo desarrollo refleja además fehacientemente que es conocedor del oficio más solitario del mundo, el de escribir con un estilo pulido y exquisito, de manera coloquial y elegante, por lo que su lectura resulta muy agradable. En una de sus páginas iniciales se lee que el “16 de noviembre de 1519 se puede considerar el día del nacimiento de La Habana como la capital de la Isla. Ya había nacido como Cuba en 1492 y ahora nacía como La Havana. Sobre ello se han tejido innumerables mitos e historias pero todo queda en eso, mitos o leyendas”. Y se dara cuenta de que sin advertirlo, se sentira atrapado en la madeja del conocimiento y de las muchas anecdotas que lo enriqueceran desde el punto de vista socio-cultural. En la obra, muy bien hilvanada, pensada, concebida y diseñada, se narran hechos históricos con importantes personajes de carne y hueso que en su momento dado desempeñaron un papel destacado en el desarrollo de la historia de la Isla de Cuba, como nos lo ilustra la siguiente exposición: “En 1513, Juan de Rojas, entonces un mozalbete aventurero, iba rumbo hacia Sudamérica en busca de fortuna, como soldado sin sueldo, en la expedición de Pedro Arias de Ávila, pero, por juegos del destino no aclarados, abandonó el barco y decidió quedarse en Cuba. Aunque esa decisión pudo estar muy vinculada a una razón muy poderosa: era primo de Diego Velázquez de Cuéllar, el primer Gobernador de la Isla en 1511, hombre con poder y autoridad suficientes para repartir indios y tierras.” Y el anecdotario se enriquece de esta manera cuando acota que: “Bajo el halo influyente de Velázquez, quien residía en Santiago de Cuba, en 1519, Juan de Rojas fue elegido teniente de guerra, y, por tal jerarquía, prácticamente llegó a gobernar la naciente villa de San Cristóbal”.¿Esto lo sabía usted anteriormente a la lectura de este libro? Le aseguro que no. La rica imaginación del autor se desborda a través de una fantasía que recrea momentos que indudablemente conformaron la lejana realidad de esta historia en sus inicios, cuando la diligente pluma -mejor dicho, el dinámico ratón cibernético- continúa su recorrido narrativo para añadir: “Sentados y recostados ambos al tronco de una frondosa ceiba, adormecidos por la sombra y la brisa, Cristóbal y Criollo se recuperaban, aliento tras aliento, de la fatiga de una contienda bélica que traspasaba la conciencia de lo real para sumergirse en la sospecha de un sueño compartido y tangible. Serían acaso los sobrevivientes de la continuidad histórica de un país que se debatía en la memoria de sucesos que se repetían, una y otra vez, de un país de clones maquillados y vestidos acorde a la época.” ¿Quién puede dudar de que así mismo no hubiera sucedido? Con la sapiencia natural del cubano común, uno de los personajes que narra la fantástica e interesante historia que usted lee define cabalmente la idiosincrasia de este individuo que derivo en lo que somos usted y yo en la actualidad. Esto lo dice un compatriota de la época que ha trascendido hasta nuestros días: «Los cubanos son el pueblo elegido... de ellos mismos. No discutáis con ellos jamás. Los cubanos están entre vosotros, pero no son de vosotros. Los cubanos nacen con sabiduría inmanente. No necesitan leer, todo lo saben. No necesitan viajar, todo lo han visto. No intentéis conocerlos porque su alma vive en el mundo impenetrable del dualismo. Los cubanos beben de una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen con su música… Cuba no ha dado ni un santo ni un hereje. Pero los cubanos santifican entre los heréticos y heretizan entre los santos. Su espíritu es universal e irreverente… Y ni renuncian a sus ilusiones, ni aprenden de las desilusiones» En amplio y abarcador periplo concebido con la más rica imaginación de un escritor versado en el tema y con la fantasía histórica que impregna al libro de una chispeante jocosidad muy verosímil a pesar de que el tiempo corre trasgrediendo la lógica cronología del ser humano, Newton Briones Montoto pone en sus manos de lector una secuencia única e imperecedera para que tome nota de nuestros ancestros y orígenes y de manera amena e instructiva beba en la propia fuente de la historia misma sin apenas darse cuenta, lectura que lo llevara a una mejor y más profunda comprensión del porque y de los por cuantos que permean nuestra realidad. CUBA. NOSOTROS LOS CUBANOS, es una de las mejores interpretaciones que se puedan haber dado del surgimiento y consolidación de esa característica única que nos conforma como seres racionales, alegres, pensantes, piropeadores, gozosos de la hermosa hembra caribeña, esa que contonea con sensualidad sus amplias caderas sabiendo que con cada movimiento suyo despierta el deseo natural de ese hombre que además de trabajar es capaz de amar con todo su corazón y su coraje. Los invito, pues a una buena y rica lectura de un libro que será de ahora en adelante, su obra de cabecera, ese volumen de consulta y distracción que todo buen lector posee. Mercedes Eleine González Editorial Voces de Hoy