Sobre los concursos literarios
Últimamente le he estado dando vueltas a algunos aspectos de los concursos literarios, quizá se deba a mi profesión (abogada) o a mi patológica desconfianza o a mi odio visceral por lo ambiguo, el caso es que quería hacer una breve reflexión y compartir con vosotros algunos pensamientos. Primero que todo, dejaros muy claro, pese a que pueda parecer lógico, que cuando mandáis vuestro manuscrito a un concurso estáis formalizando un contrato con la editorial, y aceptando todas y cada una de las bases establecidas para el concurso, que espero hayáis leído con detenimiento, pues no querréis meteros en líos legales ¿no? Vale, puede parecer tonto que os recuerde que si mandáis vuestro manuscrito estáis aceptando de forma tácita las cláusulas del concurso, pero es que muchas veces, al leer las cláusulas, ni yo, que me dedico a esto, tengo claro lo que quieren decir. Porque, vamos a ver, hay editoriales y asociaciones que elaboran unas clausulas tan ambiguas que generan incertidumbre. Por esto, debéis leer muy bien esas bases y si dudáis dejarlo correr, no dejéis que vuestra ansia e ilusión por ver a “vuestro pequeñín” (libro) publicado os lleve a vender vuestra alma al diablo. Si veis una cláusula en la que viene a decir que tras el concurso, aunque no hayáis ganado, tienen “x” meses para pensarse si publicar vuestro libro o no, debéis entender esto como un Derecho de Tanteo y Retracto, es decir, la editorial se reserva la facultad de en esos meses adquirir el derecho de publicación preferente de vuestra obra, por lo que si en ese tiempo otra editorial resulta que se ha interesado en vuestro libro, deberéis comunicárselo a la editorial (preferentemente a ambas), aunque la editorial del concurso no os haya dicho explícitamente que estuviera interesada en el libro. Yo siempre digo: Mejor prevenir que curar, y que queréis que os diga, prefiero pasarme de prevenida. También podéis encontrar cláusulas en las que no solo accedéis a ceder los derechos de publicación, sino que también los posibles derechos de adaptación audiovisual de la obra, en cualquier formato. A ver, que igual esto no es para tanto, pero de primeras ya estáis cediendo casi todos posibles derechos sobre vuestra obra y no solo los de publicación. Pueden existir cláusulas que puedan generar incompatibilidades con vuestras agencias literarias (si las tenéis, claro), ya que si fuera vuestra obra publicada, según la cláusula del concurso, la editorial “X” asumiría también la labor de representación, por lo que podría haber un conflicto de intereses con vuestra agencia. Como consejo, nunca hagáis nada sin haber hablado antes con vuestro agente, y sin haberos leído vuestro contrato con la agencia, porque también puede ser que vuestra agencia no esté de acuerdo pero porque saldría perdiendo económicamente y no porque haya alguna cláusula en vuestro contrato con ellos que lo impida (¡¡ojo!! Que todos somos muy buenos hasta que dejamos de serlo, y a las agencias literarias también las mueve el dinero). Si el concurso tiene un premio de cuantía monetaria y la publicación de vuestro libro, la mayoría de las veces debéis entender que ese dinero es un anticipo sobre lo que podría generar vuestro libro al ser publicado, por lo que una vez publicado y hasta que se cubra el adelanto que se os dió, es lógico que no percibáis, a lo mejor, ninguna cuantía. Esto normalmente se conviene con la editorial, pero, como ya os digo, suele ser un adelanto y no un dinero aparte de la publicación. Aunque en las bases del concurso no ponga nada al respecto, nunca, repito, NUNCA, mandéis vuestro manuscrito sin que conste debidamente registrado en el Registro de la Propiedad Intelectual (mirar por Internet los pasos que debéis seguir, o poneros en contacto con ellos en el tlf de información). Vale, otra vez puede que peque de exceso de celo, pero no querréis ver que vuestra obra por “x” motivos ajenos a la editorial (o no tan ajenos), acabe bajo el nombre de otra persona que “mira por donde” ha publicado vuestra historia y se esta llevando toda la fama y la gloria (sin hablar del dinerito, que aunque no suele ser mucho, siempre viene bien). Y para finalizar (algunos os reiréis por este consejo), si queréis apuntaros a un concurso que para participar os pide dinero (aunque sea un euro), lo mejor será que desistáis, porque es muy posible que sea una estafa, y podéis reíros y pensar que no puede existir gente tan tonta a la que la estafen con esto, pero lo cierto es que en España ya ha habido unas cuantas estafas en las que para participar en el Certamen “x” había que pagar 10 euros (o lo que sea). Pues bien, creo que ya os he aburrido lo suficiente, así que no os voy a seguir dando la tabarra, pero por favor, SIEMPRE, leer muy bien las bases de los concursos, que son contratos si los aceptáis (sí, aunque no firméis ningún papel), y si tenéis dudas, preguntar, ya sabéis que no hay preguntas tontas sino tontos que no preguntan (igual no era así el refrán…)
Cristina