HOMENAJE A JOSEPH CONRAD EN EL CENTENARIO DE SU MUERTE (1924-2024)

HOMENAJE A JOSEPH CONRAD EN EL CENTENARIO DE SU MUERTE (1924-2024)

Barcelona 4 de agosto 2024, 7 horas Siempre recordaré aquel viernes del invierno de 1979 cuando fui con mis grandes amigos, los hermanos Canut y Enrique Haeffner, a ver el estreno, en el ahora desgraciadamente desaparecido Cine MONTECARLO, ubicado exactamente en la Calle Provenza, lado mar, entre Paseo de Gracia y Rambla Catalunya, de Barcelona, mí Barcelona, donde la libertad era la norma, de una de las películas consideradas entre las cincuenta mayores obras maestras del séptimo arte: APOCALYPSE NOW dirigida por el genio Francis Ford Coppola, que narra el viaje hacia la locura y el horror de una misión militar del ejército de los EEUU en la Guerra de Vietnam comandada por el Capitán Willard, interpretado por el buen actor Martin Sheen, que se embarcada en un pequeño barco, con una estrambótica tripulación, para encontrar al Coronel KURTZ y eliminarlo. KURTZ, interpretado por un irreconocible Marlon BRANDO (que cobró ni más ni menos 3 millones de dolares de la época por tres semanas de rodaje) , es un héroe de guerra de los EEUU, que se alista en los Marines, dejando atrás su carrera militar, de hecho estaba a punto de ser nombrado Teniente General por el pentágono, que enloquece y deserta en las profundidades de las selvas de Vietnam siguiendo el Río Nung, para formar su propio ejército con tropas afines, boinas verdes y nativos, a los que aterroriza y que lo consideran como a un Dios. El sacrificio (real) de un enorme toro negro, hoy en día sería considerado no adecuado por el sector imperante del estúpido naif neo-puritanista del “prohibido fumar” o del “mi hijito es sagrado y no se le puede recriminar nada, es tan mono...", decía su Mamá mientras su retoño berreaba como un cerdito en un Restaurante donde fui a comer” que se está extendiendo como una descomunal mancha de petróleo . La verdad es que salimos del cine despavoridos, impresionados, como pocas veces. Me fumé un Marlboro en cuatro caladas. Fuimos en coche a tomar unas copas a la disco de moda de entonces STUDIO 54, con semblantes serios nos dirigimos a la Avenida del Paralelo, comentando la película, coincidimos en que una de las escenas que más nos impactó fue la del ataque con Napalm contra supuestos poblados controlados por el Vietcong por los helicópteros del 7º de caballería Norteamericana, bajo el mando de un alucinado y joven Robert Duwall en el papel del Teniente coronel Kilgore, que con el cuerpo desnudo desafía a la muerte profiriendo órdenes a diestro y siniestro con su altavoz.¡ Cómo me gusta el olor del Napalm¡ grita Kilgore en medio del caos. Coppola se sirvió de la famosísima banda de “La cabalgata de las walkirias” de Richard Wagner, que décadas después el nazismo hizo suyo, para rodar esta secuencia que ha pasado a la historia del cine, utilizando el leitmotiv de la pieza, la famosa melodía ascendente, basado en tríadas de la escala de si menor, para ilustrar la majestuosidad del ascenso hacia el cielo de las Walkirias . Coppola lo convierte en un ominoso grito de guerra que anticipa la destrucción, esa “muerte desde arriba” (Death from Above) que se observa escrita en una de las aeronaves. La imagen de los helicópteros danzando con los sones wagnerianos es el preludio al infierno desatado en la tierra.¡El horror¡, ¡El horror¡ del nuevo apocalipsis. La otra escena que más nos cautivó fue la del inicio del film, en un hotel de Saigón con Martin Sheen – en realidad y para mi sorpresa su nombre real es el de Ramón Gerardo Estévez Phelan - como el Capitán Willard tumbado en la cama completamente drogado de opio o heroína, no olvidemos que nos encontramos en pleno triángulo de la heroína o del opio, fumando sin parar, empapado de calor, y fijando su vista – un primer plano sensacional de Sheen- al ventilador del techo que alucinando los ve como si fueran las hélices de un helicóptero, y toda esta larga escena envuelta en quizás el mejor tema del Grupo The Doors del gran Jim Morrison: “The End”. Jim murió muy a gusto en París el año 1971 por una sobredosis de heroína. En mi primer viaje a París acudí a presentarle mis respetos en el Cementerio donde está enterrado, y noté algo extraño, que se me hace imposible explicar. Era extraño pero bueno. No fue hasta pasados unos años cuando, imbécil de mí, averigüé que esta extraordinaria película ganadora de dos Oscar y Palma de Oro en Cannes, está basada en el libro “EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS" escrito por uno de los mayores escritores de la literatura universal: Joseph Conrad, del que este año se cumplen cien años de su fallecimiento en Londres el tres de agosto de 1924. “El corazón de las Tinieblas” supone la mayor denuncia de las atrocidades de la colonización en África. Conrad fue testigo directo de este infierno, cuando fue contratado por una importante empresa belga como capitán de un barco de vapor – nombrado con el nombre ficticio de Charlie Marlow - que remonta el gran Río Congo, con la misión de rescatar a un agente comercial exitoso llamado KURTZ que había enloquecido como otros tantos miles en la inmensa selva congoleña, el mismo nombre del personaje interpretado por Marlon Brando en APOCALYPSE NOW. El Estado libre de Congo, como lo había bautizado en 1885 el rey belga LEOPOLDO II, quien lejos de cumplir con su misión de llevar el progreso y la civilización, además de abolir la esclavitud, había convertido aquel pedazo de África en la máxima expresión de la codicia y la crueldad humana. Los enviados del monarca crearon una engrasada máquina de muerte y expolio, obligaban a los nativos a entregar cuotas semanales de caucho o de marfil, y si no cumplían sus órdenes los castigaban con la amputación de pies o manos. Si alguna aldea de rebelaba, se quemaban pueblos enteros y se torturaba, violaba o asesinaba impunemente a quienes levantasen la voz. Conrad apenas transcurridos seis meses desde su llegada, y tras navegar el Río Congo una sola vez, dimitió desesperado por las atrocidades que había presenciado, regresando a Londres, en su maleta llevaba su Diario lleno de apresuradas notas congoleñas de los horrores que hubo de presenciar en este viaje. Casi diez años después en 1899 se convirtió en una novela por entregas de la revista londinense Blackwoods Magazine. Fue todo un éxito . NOTA DEL AUTOR: Amables lectores detengo mi escritura para tomarme el segundo café del día y fumarme mi segundo cigarrillo de este nublado domingo cuatro de agosto, esta noche he descansado fatal, pero sigo aquí. Transcurridos diez minutos os saludo de nuevo, no tengo palabras para explicaros el placer que siento al fumar, como cantaba Sarita Montiel (epd). La verdad es esta, y os digo que su auténtica y esencial característica es la de ser simple y sencilla como una lágrima. En Conrad la verdad está en sus novelas, no hay más. Según un crítico literario en sus Memorias hay muchas omisiones, la verdad es que me importa tres pepinos. Lo escrito, escrito está. Sorry. Sigo, estos textos acabaron transformándose finalmente en la novela “EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS”, sin duda una de las mayores obras de la literatura moderna. CONRAD condensa la oscuridad humana en KURTZ. A medida que avanza por el Río Congo, el más profundo del mundo, con zonas de hasta 220 metros de profundidad, y una extensión de 3.457.000 kilómetros cuadrados, y que Conrad describe como “fascinante y mortífero como una serpiente”, el capitán MARLOW (CONRAD) se sumerge en la maldad, así describe a KURTZ : “… la selva le había cautivado, le había amado, le había abrazado, había penetrado en sus venas, consumido su carne y unido su alma a la suya, por medio de inconcebibles ceremonias de algún tipo de iniciación demoníaca”. Gracias a las denuncias de las atrocidades contra los indígenas por las tropas, mercenarios y negros de otras tribus del Rey Leopoldo II de Bélgica, la Sociedad de Naciones intervino para intentar suavizar las conductas de estos tipos. Atrapado por CONRAD, del que sólo había leído EL AGENTE SECRETO (llevada al cine por mi maestro ALFRED HITCHCOCK), me adentré en el estudio de la influencia que causó al psiquiatra suizo CARL JUNG (1875-1961), pionero o fundador , junto con FREUD, de la Teoría de la psicología profunda o analítica, y su posterior teoría de los estereotipos, que FREUD no compartía, en este caso en el de LA SOMBRA, tan presente en la obra de CONRAD, en el «lado oscuro del Yo o nuestra parte más negativa y diabólica, pero para JUNG, la sombra es amoral; ni buena ni mala, como en los animales. Un animal es capaz de cuidar calurosamente de su prole, al tiempo que puede ser un asesino implacable para obtener comida. Me quedo con una sentencia de JUNG: “Cuando tienes miedo quedas petrificado y mueres antes de tiempo”.¿Quién no ha oído decir: ¡este tipo es un malasombra¡. Vayan estas líneas para honrar la memoria de Joseph Teodor Konrad, que tan buenos momentos me ha proporcionado. FIN PD.- Recomiendo encarecidamente la serie RIPLEY en Netflix, ¡INCREÍBLE¡, maravillosa fotografía en blanco y negro y una original presencia del extraordinario pintor Caravaggio, el maestro en el uso de la luz y el realismo de sus personajes, seguro que a mi adorada Patricia Highsmith si levantara la cabeza le parecería GENIAL.

 Alberto Soms Tamarit


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Joseph Conrad, en su viaje al Congo pudo presenciar el infierno en que vivían los nativos explotados, torturados y asesinados por los colonizadores belgas del Rey Leopoldo II. Me pregunto ¿cómo vivió a diario Conrad esta expedición, hasta que...

Joseph Conrad, en su viaje al Congo pudo presenciar el infierno en que vivían los nativos explotados, torturados y asesinados por los colonizadores belgas del Rey Leopoldo II. Me pregunto ¿cómo vivió a diario Conrad esta expedición, hasta que renuncio al encargo oficial de Bálgica?. Los amaneceres, el terrible calor, los peligros de la selva , el canibalismo, los atardeceres, la noche africana, que recogió en su libro "El corazón de las tinieblas", una gran obra de la literatura universal. lo que pregunto son los hechos más cotidianos que vivió. ¿Vió el Mal ?. Muchos años después Coppola llevó al cine Apocalypse Now, basada en la novela de Conrad y situada en la guerra de Vietnam, con dos escenas fascinantes, la primera el despertar de Martin Sheen alucinado con el ventilador que con una magistral muestra de transición de montaje nos transporta a las alas de los helicópteros que devastan con napalm el norte del Vietnam dominado por el Wietcong a las órdenes del oficial de las fuerzas especiales interpretado por Robert Duwall. El abogado de El Padrino. Encuentro a faltar la interiorización del alma de todos estos personajes,

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