«PLATÓN. BANQUETE»
Traducción, comentarios y notas: JUAN MARÍA MOLINA JIMÉNEZ. (Edición bilingüe griego-español.)
En esta época en la que las personas se someten a la tiranía de las máquinas, pierden la vida pendientes de una pantalla, confían su pensamiento a la estulticia artificial más que a su propia inteligencia, etc., volver a los autores griegos significa asomarse a solas cada uno a su interior, retomar el orgullo de sentirse gloriosamente humano, la alegría de saberse único dueño de uno mismo, de sus errores y aciertos, de sus sentimientos y elucubraciones. Por eso, en la gris, apática y uniforme sociedad que se nos quiere imponer, leer a Platón se convierte en un acto revolucionario. El «Banquete» o «Sobre el amor» («Συμπόσιον»ἢ«Περὶτοῦἔρωτος»), escrito entre el 384 y el 379 a. C., nos narra el que dio el poeta trágico Agatón para celebrar el triunfo de una obra suya en las fiestas Leneas. Los invitados son ciudadanos reales de la Atenas de entonces, algunos muy conocidos, como Sócrates o Aristófanes. Uno de ellos sugiere que hagan un encomio a Eros, el dios del amor, y todos van dando sus opiniones sobre el dios y las diversas formas de honrarle. El último es Sócrates, que repite lo que su maestra y amiga Diotima le enseñó, y parece que ha puesto el punto final con un discurso insuperable estética y argumentalmente, cuando, de repente, aparece Alcibíades, borracho, y le da la vuelta a todo, porque, lejos de las teorías expuestas por sus amigos, nos habla del amor desde su realidad vital, narrando sus frustrados intentos de seducir a Sócrates, en una intervención llena de humor y de melancolía, que aún arde de pasión y admiración por el filósofo… La traducción se distingue por varios motivos: por su originalidad, ya que Juan María Molina no parte más que del texto platónico y una página en blanco, sin influencias de versiones anteriores, de las que difiere en algunos aspectos, debidamente justificados; por estar escrita en español de hoy en día, de modo que, valiéndose de la enorme riqueza de nuestra lengua, traslada al lector actual desde las argumentaciones más sutiles hasta los numerosos guiños irónicos y expresiones coloquiales de Platón, que se han ido difuminando en versiones más antiguas; por ser bilingüe, lo que permite al lector entendido comparar el texto original con el español -siempre con un diccionario de griego a mano, como aconseja el traductor-. Las numerosas Notas aclaratorias a pie de página colaboran a este acercamiento. Aunque su objetivo inicial era puramente filosófico, a Juan María Molina —también narrador— le preocupa tanto la fidelidad al texto platónico como su traslación a nuestra lengua, intentando salvar los veinticinco siglos que nos separan de la obra, sumergiéndonos en el alegre ambiente de la Atenas de entonces y de siempre, y conservando la naturalidad y sencillez con que Platón la escribió. La lectura de «su» Banquete en español es un placer que nos engancha con la fuerza de la buena literatura, y el traductor consigue contagiar al lector su propio entusiasmo por el diálogo. La traducción va precedida de dos breves comentarios de Juan María Molina. En «Acerca de ciertos «rumores» sobre Platón», analiza algunos intentos modernos de «desmitificación» exclusivamente personal del filósofo.«A propósito del hipo de Aristófanes», arranca de una escena entre el médico Erixímaco y el cómico Aristófanes. Vistos desde nuestra época, se puede deducir que el primero es un representante de lo apolíneo, y el segundo, de lo dionisíaco. El autor se pregunta si Apolo y Dioniso se considerarían tan opuestos en tiempos de Platón y compara, a través de un maravilloso recorrido por la literatura griega, la historia de los dos dioses, su personalidad, sus ritos…
Pilar Zapata Bosch (Helenista).