La feria, las ferias del libro
Joel Bulnes
Soy de los que esperan cada año la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) con gran expectación, pero no por los eventos que la acompañan, sino más bien por la posibilidad de encontrarme con el libro o los libros que traigo en mente por esos días. En este sentido, espero la FILO con la misma expectación que espero cualquier feria de libros, por modesta que sea. En esto no hago distinción. Mi experiencia me ha demostrado en más de una ocasión que uno puede toparse con el libro que necesita —por raro que sea— en la feria del libros más modesta. Fue precisamente en una feria como esta en el parque Llano aquí en Oaxaca, donde adquirí por treinta pesos “Un dietario” (diario personal) de Josep Pla, publicado por la editorial Alianza.¿Alguien ha leído este libro? Si no lo han hecho, háganlo… si tienen la fortuna de hallarlo en algún lado. Los lectores, creo que yo, no necesitamos la suntuosidad de un evento como la FILO. A los lectores les basta con una mesa de libros reunidos al azar para que exista la posibilidad de hallar el libro que, probablemente, cambiará su vida, sus ideas, su perspectiva, o que les servirá para ajustar su visión de las cosas, pero que al final de cuentas, enriquecerá sus vidas. En la CDMX cada año se organizan más de cuarenta ferias del libro y las hay para cada quien: para niños, antropólogos, gente de teatro, poetas, etcétera y desde luego para un público general. En una feria como la del Palacio de Minería, por ejemplo, se reúnen las grandes editoriales, mientras que en la Feria del Zócalo se venden libros de segunda mano. Si alguien me pregunta, prefiero esta última porque aquí las probabilidades de toparse con libros insólitos es altísima. Para mí, las conferencias, los debates y hasta los conciertos no son más que un ruido de fondo, una ligera molestia que acompaña inevitablemente a este tipo de eventos. La gran emoción está en la posibilidad de encontrarse con ese libro “docto” que tiene la capacidad de enmendar o fecundar (en palabras de Quevedo) nuestros asuntos. Que la FILO no sea la única feria del libro en Oaxaca, que las ferias del libro se multipliquen y que cada quien que pueda, organice la suya, para que de esta forma se multipliquen las probabilidades de que más lectores se encuentren con su respectivo libro.