UNA MIRADA SOBRE “ESPANTA Y PÁJAROS” de Liliana Bodoc
Nélida Esther Cantero
UNA MIRADA SOBRE “ESPANTA Y PÁJAROS”[1] de Liliana Bodoc [2]
En una historia sencilla y breve, de apenas tres sucesos, la magia de Bodoc.
Solo unos pocos personajes _un colectivo de aves, un cielo que desea ser útil y un espantapájaros anciano_ “interpretan” un conjunto de hechos de gran atractivo para los niños.
En el plano del lenguaje, la autora despliega su admirable destreza. La multiplicidad de sentidos que contiene el cuento invita a, por lo menos, dos lecturas paralelas. Esto estimula la participación del lector a la hora de inferir los mensajes implícitos, magistralmente elaborados. Del mismo modo, no es posible ignorar la presencia de bellas y variadas figuras literarias, algunas inolvidables.
En este cuento y, a través de recursos sabiamente trabajados, podemos leer un relatos que admite dos lecturas paralelas: una destinada a los niños; otra _muy comprometida_ también a los adultos que por relación familiar, educativa o de otra naturaleza, desempeñan un rol importante en su vínculo con la infancia.
La historia
Un grupo de aves conversa acerca de la tristeza de un espantapájaros que sueña con conocer un arroyo del que sólo ha podido escuchar su sonido, desde lejos.
Las aves se preocupan por su amigo y planifican la tarea de rescatarlo del maizal donde está enclavado para llevarlo hasta el arroyo y cumplir su deseo.
Con mucho esfuerzo y gracias a su trabajo mancomunado, los pájaros logran el objetivo: el espantapájaros finalmente puede conocer el arroyo y allí mismo muere.
Los personajes
El relato emplea la personificación como recurso.
Los personajes se conocen por sus intervenciones individuales y sus diálogos y no a través de descripciones del narrador: el lector debe reconstruir sus perfiles.
El personaje gorrión es quien, en principio, da muestras de compasión y empatía frente a la tristeza del espantapájaros (“Pobre Espanta”). A su vez parece ser el que más lo conoce. Es quien se queda pensando cuando la lechuza le pregunta cómo solucionará el problema de Espanta. De hecho, planifica el rescate y el traslado del amigo.
Es quien expresa que si Espanta se fuera, “él no lo olvidaría nunca”.
A pesar de las dificultades que deben sortear durante la tarea, el gorrión sigue presentando opciones y “seguro de lo que quiere, no se da por vencido”.
No solo planifica las acciones. También las dirige durante todo el proceso y, cuando su equipo está cansado, lo anima y le da fuerzas para continuar.
Es el encargado de la comunicación con el grupo y quien anuncia a Espanta la decisión que tomaron la alondra, la lechuza y él; y lo hace “con la garganta carraspeando las palabras por la emoción”. Se desempeña como un líder emocional y positivo.
El personaje lechuza se presenta en el cuento como la antítesis del gorrión.
La lechuza pone en evidencia su comportamiento desde el comienzo del relato, cuando “vecina de árbol, descendió dos ramas” para escuchar la conversación entre el gorrión y la alondra. Sin embargo, no ofrece su ayuda y, sin involucrarse, le pregunta al gorrión cómo piensa resolver el problema de Espanta, por último se sorprende cuando aquel comienza a idear estrategias.
Es el personaje que durante todo el proceso piensa en los obstáculos y no en las soluciones (“tendríamos que cavar un pozo demasiado profundo.¡Imposible!”).
A pesar de que el gorrión intenta explicarle que ella, como los demás, tiene alas y pico que le permitirán colaborar, la lechuza continúa pensando en los impedimentos.
Pero, después de escuchar a la alondra, se da cuenta de que tiene dos alternativas: compartir con las demás aves o quedarse sola. Y “como no era sonsa” eligió compartir.
Aun así, cuando sus amigos están tratando de rescatar al espantapájaros –cansados y sucios por el esfuerzo y temerosos por la lluvia inminente- la lechuza aporta sus comentarios negativos (“La lluvia está cerca”).
Por el contrario, las aves no conversaban mientras hacían su tarea y se entendían solo con la mirada.
A pesar de ser la lechuza un personaje que no colabora y tiende a obstaculizar las iniciativas de otros, en el cuento se le da una oportunidad, nunca se la discrimina y siempre se la integra.
Al finalizar, este personaje experimenta un cambio: se contagia de las emociones del gorrión y de la alondra.
La alondra impresiona como la más pequeña del grupo. No habla demasiado, pero brinda su ayuda espontáneamente cuando se ofrece a convocar a todos los pájaros para la tarea. Sus razonamientos y su lenguaje hiperbólico, si la pensamos como ave-niña, la muestran en una franja de edad diferente de los demás.
El colectivo de aves se advierte como unidad cuando le describen el arroyo a Espanta. Se dice que “los pájaros estaban preocupados”; que “la temporada de tormentas estaba cerca y temían que Espanta no tolerara una nueva granizada”.
Al terminar el plan de rescate “partieron los tres”.
Cuando están por llegar al arroyo y habían empezado a caer las primeras gotas de lluvia, se dan ánimos entre sí (“Llegaremos, llegaremos”).
Espanta es uno de los personajes que menos participa de la acción, pero es el destinatario de todos las acciones.
Es el único que tiene nombre propio desde el título mismo. La autora juega con los dos componentes de la palabra “espantapájaros” y los aplica a sus personajes.
Espanta es consciente de que su final está cerca y no quiere morir sin ver el arroyo.
Es humilde y agradecido. Es transparente y, sin victimizarse, comparte con las aves el dolor de su sueño no cumplido: “lloraba a cántaros. Solo lo hacía cuando estaba lloviendo para que nadie se diera cuenta.”
Él no pide nada, no exige ni hace reproches. Solo dice ¡Estoy listo!
Cuando finalmente llega al arroyo, la expectativa del lector se ve cumplida: “sus ojos de botones se llenaron de lágrimas.” Y solo dijo “gracias” antes de morir.
EL cielo aparece personificado –en una única acción- como alguien que también contribuye con las aves: retiene la lluvia en su boca hasta que estas finalizan la labor de rescate.
El plano del lenguaje
Imágenes impactantes, algunas muy complejas, contienen múltiples sentidos que trascienden la mirada infantil y hacen posible la lectura y la reflexión integrada del adulto.
Referencia a Espanta:
“Su tristeza es tan grande como cinco otoños, una plaga de langostas y un pan duro.”
Esta comparación hiperbólica, con “una plaga de langostas” y “un pan duro”, alude a situaciones de extrema tristeza como la pérdida de la producción y el hambre.
La descripción del arroyo que las aves ofrecen a Espanta (“los pájaros respondieron comopoetas”) maravilla con bellas metáforas. Una de ellas se destaca especialmente al precisar cierta característica del arroyo: “Es la sombra deun rebaño que anda por el cielo”.
Para comprender la extensión conceptual de esta figura, hace falta desglosar sus componentes (color y aspecto de la lana de las ovejas; color y aspecto de las nubes en el cielo; la sombra en el arroyo) y vincular los dos primeros entre sí y estos, con el último constituyente.
El empleo de la comparación presenta imágenes de gran densidad y sentido profundo. Cuando el colectivo de aves trabaja arduamente para rescatar a Espanta, tratando de ganarle tiempo a la lluvia, en el cuento se dice que lo hacían “Como si el cansancio fuera una mentira inventada por los hombres.”
Subyace una valoración del trabajo conjunto, del esfuerzo por lograr las metas. Sugiere que no todas las tareas son fáciles ni cómodas, pero su importancia justifica el empeño.
El narrador expresa que Espanta tiene “su propio sueño. Un sueño sencillo para muchos pero imposible para quien tiene los pies atrapados en la tierra”.
En este caso se observa claramente una interpretación literal, accesible al niño. Sin embargo, sugiere otros significados: ¿Quiénes tienen los pies atrapados en la tierra?
El “sueño sencillo” de un espantapájaros desenvuelve una cadena de sucesos que da lugar a un excelente cuento infantil y ofrece espacios de análisis y reflexión para el adulto.
Cuando el narrador expresa que Espanta tiene “su propio sueño. Un sueño sencillo para muchos pero imposible para quien tiene los pies atrapados en la tierra”, el gorrión reacciona frente al concepto de “imposible” interpelándolo (“esa palabra no tiene sentido”).
El narrador sostiene su postura, pero ya no dice “es imposible” sino “parecía realmente imposible”; y a continuación justifica sus dichos (“Porque el Espanta…”)
Este narrador podría representar a cualquier adulto en instancias de comunicación con niños. Un adulto que es capaz de retractarse o corregirse frente a la observación de un niño _en el cuento, un pájaro_ que será muy niño o muy pájaro, pero puede pensar y necesita ser escuchado.
Al referirse a Espanta, el narrador dice: “El pobre iba a morir sin cumplir su sueño. Luego, el granjero colocaría un Espanta joven, y el asunto quedaría en el olvido.”
Espanta es un personaje anciano cuyas expectativas de vida se presentan más limitadas frente a los demás personajes. Todos son conscientes de su situación y esto se muestra en el cuento con total naturalidad; tanto en este caso particular como frente a su muerte (“_Gracias_ dijo el Espanta. Y luego se durmió volando sobre su sueño”).
El narrador habla de un viejo espantapájaros que por su condición será reemplazado por otro más joven. Es inevitable trasladarse al plano de la realidad y pensar en aquellos que también son reemplazados y olvidados.
En el relato es particularmente interesante el modo como se desenvuelve el grupo de aves. Una interpretación optativa nos llevaría a pensarlas como un conjunto de niños en interacción, muy habitual en el entorno infantil: los niños con otros niños en distintas situaciones de su vida; sus actitudes, sus afinidades y sus diferencias y cómo las resuelven. En este caso, como en los anteriores, podemos inferir que algunos contenidos implícitos podrían estar dirigidos al adulto.
“Espanta y pájaros” se destaca por la naturalidad con la cual aborda los temas más difíciles. Deja ver un profundo respeto por la infancia y una gran sensibilidad social.
Está colmado de connotaciones que probablemente un niño no pueda comprender sin ayuda.
Por ello, este trabajo habla de dos lecturas posibles, una de las cuales extiende sus posibilidades a la reflexión del adulto que por relación familiar, educativa o de otro tipo, sostiene vínculo con los niños.
Nélida Esther Cantero
[1] Liliana Bodoc (1958-2018), escritora argentina.
[2] “Espanta y pájaros” en Reyes y pájaros (2007)