LEOPOLDO MARÍA PANERO, LA MENTIRA ES UNA FLOR: LA DECONSTRUCCIÓN DEL HOMBRE Y EL POEMA
La poesía miente. La mentira es una flor. Un flor hecha poesía y silencio a través del poema. Así nace el verso como consecuencia de la página. Una página que se alza ante la ruina, el desastre, la desolación, y todo aquello anterior al silencio. A la muerte. Al no poema. En La mentira es una flor asistimos a la deconstrucción del hombre y el poema. El hombre es el no poema. Aquello efímero y circunstancial que nada más sirve de instrumento al poema, porque la página es el mundo sobre el que todo sucede y todo se levanta, y el poema es su mejor obra, pues de sus cenizas nace la muerte: de la vida, del poeta, del mundo. Leopoldo María Panero sigue dando vueltas sobre sí mismo. Sobre su ruina inyectada de silencios, tabaco y coca-colas. En ese tiovivo existencial es donde él encuentra que la única verdad es la muerte. Esa que le acecha y, que como una sombra, se prolonga sobre su mano a través de la página. Ahí es donde surge la comparación de los ojos y las manos con el desastre. Por su vulnerabilidad ante la caída. Inevitable. Justa. Esperada. Para él, solo queda el poeta tras la muerte. Muerte y deconstrucción del lenguaje que van más allá del hombre. Ser pasajero y mentiroso. Ser vulnerable en la corrupción que significa volcar su experiencia sobre la página, el verso y el poema. En este poemario también juega un papel muy importante el léxico. Un léxico cargado de un significado monocorde con la muerte y su final: excremento, ruina, mentira, semen. Todo es fruto de la expulsión de la vida sobre la página. De la vida sobre la muerte. De la existencia sobre el final. Final perseguido a través del viaje que nos propone el poeta en sus versos. Latidos de muerte en vida. De sombras sobre las cenizas de la nada. La vida es nada: «Y solo es verdad lo que repta atrozmente sobre el poema/ Más parecido a la nada que al hombre». O como nos dice Panero en otro de sus poemas: «Ceniza que forma como una mentira el poema/ flor que es mentira». Mentiras y poemas cargados de animales: babosas, gusanos, perros, sapos, moscas, monos. Y de referencias literarias, muchas de ellas sin entrecomillar. Hechas de la oralidad inherente a su poesía y a ese universo que lo transforma todo en fuente y manantial. Arranque y comparación de su universo poético. Un universo poético dentro del universo. Luz sin más incandescencia que la sombra. Sombra que perdura sobre el papel y no así el hombre. La mentira es una flor. Experiencia cimentada con el excremento y la ruina, y con la deconstrucción del hombre y el poema.
Ángel Silvelo Gabriel.