La poesía de Ángelo Néstore entre Eros y Tánatos
Arturo del Villar
CON el poemario Hágase mi voluntad consiguióÁngelo Néstore el premio Emilio Prados para poetas menores de 35 años, convocado por el Centro Cultural Generación del 27 en su vigésima edición. La misma entidad lo ha publicado, en coedición con Pre-Textos, en un volumen de 62 páginas. El autor es bilingüe, nació en Italia y ahora reside en Málaga, en donde es profesor de la Universidad, además de editor, traductor, dramaturgo y actor, y, por supuesto, de poeta. Había publicado anteriormente dos poemarios, Actos impuros y Adán o nada, en 2017. Para comunicarse con los lectores utiliza un verso libre sin ninguna regla, en castellano con algún añadido italiano formando parte del discurso, no como una cita.
Ángelo Néstore.
La libertad total es la única regla que acepta en todos los órdenes sociales, interpretados según su voluntad. El título de la nueva obra impresa denota ansia en la fijación de la voluntad del poeta. Si en el “Padrenuestro” un cristiano pide a Dios “Hágase tu voluntad”, con el propósito de someterse a ella por propia decisión, él propone el deseo de aplicar la vida totalmente al afán de cumplir su propia voluntad como norma cotidiana.
No lo hace con soberbia, sino como una aspiración de completar su vida conforme a un plan aceptado. Precisamente en estos poemas expone cuál es su voluntad vital, que puede resumirse en el deseo de amar y ser amado antes de morir. Amar según su voluntad también, como una experiencia de libertad al margen de las normas sociales, expresando la homosexualidad plenamente limpia de condicionamientos.
A los 34 años pide hacer su voluntad. Su biografía demuestra que ha hecho muchas actividades hasta ahora. En el poemario se refiere a ellas, narradas sin apasionamiento, como un espectador ajeno desprovisto de intereses personales en el tema, pese a ser esenciales en su trayectoria vital. Cuenta los hechos con el distanciamiento que preconizó Bertolt Brecht, para exponer a los espectadores que presencian una representación. Del mismo modo aquí el poeta narra un suceso cotidiano con palabras vulgares.
En realidad son dos los temas fundamentales de su poética, inspirados por Eros y Tánatos, las dos pulsiones anímicas predominantes en los seres humanos, según estudió Freud científicamente. Siguiendo ese modelo, Néstore aborda la cuestión líricamente, y llega a las mismas conclusiones alcanzadas por el psicoanalista. En el principio de la vida está el amor, por su nombre más exacto el sexo, que iguala a los seres humanos con los animales, y en el final se halla la muerte, después de pasarse toda la existencia del sujeto esperando su fin, como les ocurre también a los animales.
Néstore sabe que para hacer su voluntad tiene que adaptarse a esos dos fundamentos de la vida. Su poética oscila entre ellos, en un deseo de materializar el presente efímero sobre el papel impreso, para dejar constancia de que habitó este mundo. En consecuencia su voluntad ha de consistir en hacer el amor para olvidar la muerte, una manera de pasar el tiempo vital ocupado, lo mismo que procuramos todos los vivientes de una u otra manera. En su caso con dedicación a la literatura, como un espejo en el que reflejar las vacilaciones del vivir en el gran teatro del mundo y de la historia.
La estrofa última del poemario es su resumen exacto, pero también el de su propio existir en la monotonía diaria. Se dirige a su compañero para explicarle por qué le gusta ponerse sus camisas usadas, con estos razonamientos que podemos considerar una abreviatura de su poética:
El polvo que habita la casa
es en su mayoría escamas humanas,
y yo quiero que la muerte me sorprenda dentro de muchos años,
después de haber llenados las esquinas oscuras de nuestros muebles con tu
vida.
En el fondo de los armarios se acumula lo animal y lo eterno.
El olor salvaje que llamamos hoy amor.
Eros y Tánatos quedan aquí representados por “lo animal y lo eterno”, ya que el sexo es común a todos los seres animados. Los que nos llamamos humanos nos diferenciamos de los animales en que somos conscientes de nuestra finitud. Así Néstore quisiera que su muerte le abrace definitivamente al cabo de mucho tiempo, cuando la casa se encuentre cubierta por el polvo acumulado durante años, y que eso suceda después de haber colmado su tiempo de amor, volcado en la escritura lírica. Tal es su voluntad, que confía en poder cumplir, según expresa en el título del poemario.