1984 Y “1Q84”
Laura Santestevan Bellomo
Ayer noche terminé el tercer libro de 1Q84”, o sea terminé la trilogía, lo cual merece algún comentario. 1.- El tercer libro no está mal del todo, pero se podría haber obviado. Lo maravilloso de la obra está en los libros 1 y 2. 2.- Ushikawa es demasiado espantoso como para que sus capítulos ocupen, alternadamente, la tercera parte del libro 3. 3.- Hay elementos que solo se le pueden permitir a Haruki Murakami porque es Haruki Murakami. Pero que no resulta nada obvio qué quieren decir. Por ejemplo, las seis LITTLE PEOPLE que salen del cadáver de Ushikawa por la boca, y se ponen a hacer no sé qué cosa relacionada con “la crisálida de aire”, que además del título de un libro dentro de este libro, tampoco se sabe muy bien qué es. 4.- Nunca supe qué es “la crisálida de aire”. Aunque aparezca como elemento central, su significado o contenido no debe importar mucho. 5.- Puedo aceptar el embarazo sin relación sexual de Aomame, pero me cuesta, aun en el mundo de “1Q84”, extraño y alternativo. Me cuesta mucho más aceptar, que está embarazada DE TENGO, solo porque a ella se le ocurre. En cualquier novela normal al final surge una explicación más o menos racional aun dentro de la irracionalidad que pueda comportar cualquier ficción. Claro que “1Q84” no es muy racional ni siquiera dentro de lo irracional, pero la mayoría de las cosas no-racionales que suceden en “1Q84”, igual pueden aceptarse dentro de lo que son. Menos el embarazo de Aomame, tipo inmaculada concepción, ni la LITTLE PEOPLE saliendo de la boca del cadáver de Ushikawa. Igual, demos estos fenómenos por válidos en el contexto de esta novela y de este autor. 6.- Me gustó mucho (y esto no puede decirse abiertamente pero aquí lo digo), la postura no dicha pero existente, del autor en relación a la violencia de género, al abuso sexual, la violación y los pedófilos. Nunca lo expresa, pero queda sobre-entendida. 7.- Tan sobre-entendida, que Aomame es la heroína de la novela, a pesar de haber matado a varios hijos de puta. En algún momento se menciona la palabra ASESINA, pero parece no tener demasiado peso. Para mí, tampoco lo tiene. Pero para el mundo real, creo que sí. De repente es por eso que para asesinar criminales de mujeres y de niños, debe descender a “1Q84”. 8.- Me cuesta pensar en el futuro de Aomame, junto a Tengo, pero SIN CULPAS de haber matado a varios hombres, aun tratándose de hijos de puta que merecían la muerte. Es más, Dios la ayuda a volver con Tengo al mundo real de 1984. Se trata del Dios católico-cristiano, al que ella apela rezando aunque no creía en absoluto en él, igual que a veces me pasa a mí. 9.- Ese descender al mundo de 1Q84 a través de una escalera HACIA ABAJO DE LA TIERRA, es un tópico en la literatura de todos los tiempos, recuerdo a Dante descendiendo a los infiernos, a don Quijote bajando a la cueva de Montesinos, a Alicia en el País de las Maravillas, y a todos los “Underground” de la literatura y del cine, de los que ni el propio Murakami se salva, con un libro que tiene ese título. Pero bueno, eso no está del todo mal. Y de todos modos, me gustó mucho más el uso de ese recurso en “1Q84”, porque es directo y necesario, en tanto que en “La muerte del comendador” resulta complicado y sutil, pero muy “Alicia en el País de las Maravillas”. Aquí en cambio la novela puede plantearse, entre otras cosas, como fantástica o de ciencia ficción (o con elementos que recurren a este tipo de literatura), y por tanto el descenso es central y tiene más coherencia en relación a todo el argumento, más allá de algunos aspectos PUNTUALES que yo, no entendí. Pero el argumento en sí ME ENCANTÓ. 10.- No es novela negra, solo en la parte de Ushikawa se le parece mucho, y en la parte de “Vanguardia”. Aun así, me recordó bastante a “Millenium” de Stieg Larsson (Aomame tiene rasgos de Lisbeth), y a la serie del policía Kurt Wallander de Henning Mankel. 11.- El mal existe en el mundo. Pero el bien, también. 12.- En las situaciones más criminales, espantosas y delictivas que ocurren en este mundo en que vivimos, LA POLICÍA NO EXISTE, ni para los malos ni para los buenos. Las cosas más espantosas ocurren siempre por fuera de los protocolos pueriles de la policía, así como de los jueces y ni hablar, de los abogados. 13.- Creo que leí cierta crítica donde se decía que una novela como “1Q84”, no puede alcanzar su final convirtiéndose en una NOVELA ROMÁNTICA, donde la pareja, luego de múltiples e insólitos desencuentros, terminan juntos y para siempre. Solo faltó que dijera: “Se casaron, fueron felices y comieron perdices”. Yo entiendo esta crítica, aunque no la censuraría tanto. La novela es demasiado terrible y buena como para que no le brinde al lector un final que lo apacigüe un poco después de todo lo que le hizo pasar. Dejemos los finales abiertos para las novelas murakamianas más sencillas, comunes y menores, si es que hay alguna. Pues sí las hay. Murakami se redime un poco con este final feliz, después de todo el daño moral y filosófico que nos causó. Entiendo sí, que no va mucho con el estilo suyo, ¿pero por qué debería conservar un mismo estilo de finales par todas sus novelas? Al fin y al cabo, nadie puede decir que NO NOS SORPRENDE con esa inesperada (aunque tan esperada por ambos protagonistas) historia de amor tan firmemente concretada al final. Creo que Haruki Murakami se convierte, con ese final, en el ser humano que realmente es. No es ni fue nunca, un escritor maldito, y hubo de compensar su historia terrible con un final feliz. 14.- El punto más alto de los tres libros, es cuando Aomame mata al líder de “Vanguardia”, que era un pedófilo hijo de puta pero que poseía obviamente facultades extrasensoriales. Esa parte fue terrible, pero a su vez, el punto más elevado de toda la obra. 15.- Y la obra tiene además, varias lecturas. Una de ellas, es verla como una alegoría del mundo actual. Como hizo Umberto Eco en “El nombre de la rosa”, algo que se entiende en el libro pero no en la película. Y doy gracias de haber leído “1Q84” en tiempos de coronavirus y pandemia y todos sus “efectos colaterales” que superan al propio virus, porque si así no fuera, quizá no hubiera comprendido del todo “1Q84”. Es como una distopía al revés. Porque Murakami escribió los tres libros entre 2009 y 2010. Encima remitiéndose a 1984. Y encima ya estamos en 2020.¡¡¡ Toda una maravilla !!!