Una nueva metáfora de la lectura
Por Joel Bulnes
Las ventajas de los dispositivos electrónicos de lectura son innegables respecto a los tradicionales libros de papel. En primer lugar, no pesan. Un puede irse de paseo llevando toda su biblioteca sin que el peso de la maleta aumente un solo miligramo. Para el dispositivo de lectura resulta lo mismo que usted lleve un libro o que lleve mil o dos mil. Para qué querría usted llevar mil o dos mil libros con usted en su paseo es algo que no vamos a cuestionar. Lo importante aquí es que usted tiene la posibilidad de hacerlo si lo desea. Además, estos dispositivos cuentan con un diccionario integrado gracias al cual usted puede saber el significado de una palabra de manera instantánea, tan solo con tocarla con la punta del dedo. Ya no tiene usted que levantarse del sillón para desempolvar el enorme mamotreto de la Real Academia de la Lengua para hacer una búsqueda. Esto innegablemente agiliza la lectura, además de evitar movimientos corporales innecesarios. El libro digital ofrece, por otro lado, la enorme ventaja psicológica de no tener que vérselas cara a cara con el tamaño de un libro antes de acometer su lectura: El poderoso volumen de “La guerra o la paz” de Tolstoi, o el liviano “Bestiario" de Arreola. Usted empezará su lectura sin tener ni idea de lo que tiene delante de sí. Con los libros de papel uno tiene al menos la posibilidad de ver físicamente el tamaño de la empresa, quiero decir, de sopesar el libro y de decidir, exclusivamente en base al peso, si acomete la lectura o se echa para atrás. Por si esto fuera poco, los libros digitales no ocupan espacio en el hogar. Nadie, más que usted mismo, sabe la cantidad de sabiduría que tiene en su dispositivo. Usted puede ser un sabio en secreto y además no tiene que adquirir libros furtivamente por miedo a que inunden su casa: en su dispositivo de lectura hay espacio para todos los que necesita y más. A pesar de las ventajas que hemos enumerado, la experiencia de leer en un dispositivo de lectura tiene poco que ver con “los mares de blancura” a que se refería Pedro Salinas en alguno de sus poemas al hablar de los libros. Las páginas de papel que, como las olas, se elevan y caen a medida que se avanza en la lectura. La metáfora es exacta. El libro es como un mar; las páginas como las olas. El que empieza una lectura empieza un viaje marítimo. El mar reserva sorpresas, remansos y emociones. Y por supuesto, peligros, entre ellos el de naufragar.¡Cuántas veces yo mismo he naufragado entre las páginas de un libro aburridísimo! La sensación es la misma, uno siente que se ha hundido. La metáfora de Salinas no abarca por supuesto la experiencia de leer un libro digital. Los poetas que lo deseen deberían abocarse a hallar nuevas metáforas para hablarnos de esta experiencia.¿Cuál es, por ejemplo, la sensación que se experimenta al sostener un dispositivo de lectura entre las manos? o bien, ¿Qué se experimenta al pasar de una página digital a otra?