CON LA POETISA ROSANA ACQUARONI MUÑOZ
Nacida en Madrid, el 1964, es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid y doctora en Lingüística Aplicada por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 1992, ejerce de profesora de español para extranjeros en la Universidad Complutense de Madrid e imparte varias asignaturas de Máster sobre enseñanza de ELE en la Universidad Antonio de Nebrija y el de la UIMP. Es, además, autora de materiales didácticos y realiza numerosos cursos de formación de profesores de ELE/L2 dentro y fuera de España.
Como poeta ha publicado: Del mar bajo los puentes (Rialp, 1988) con el que obtuvo un accésit del Premio Adonais de Poesía en 1987, El jardín navegable (Torremozas, 1990 y 2017 2da Ed.), escrito con una beca para la Creación Literaria otorgada por el Ministerio de Cultura, Cartografía sin mundo (1995), que recibió el Premio de Poesía Cáceres Patrimonio Mundial en 1994, Lámparas de arena (2000), Discordia de los dóciles (Olifante, 2011) y La casa grande (Bartleby Editores, 2018), Premio Libro del Año 2019 en la modalidad de Poesía, otorgado por el Gremio de Librerías de Madrid. Sus poemas aparecen recogidos en diversas antologías entre las que destacan: Ellas tienen la palabra (1997, Hiperión), En legítima defensa, poetas en tiempos de crisis (2014, Bartleby), Disidentes; Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) (2015, La oveja roja) y (Tras)lúcidas. Poesía escrita por mujeres (1980-2016) (Bartleby Editores, 2014). Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, árabe y portugués.
Con Discordia de los dóciles: ¿qué sucede cuando alguien enciende una cerilla? Cuando “una niña olvidada” sostiene esa minúscula claridad. Miramos un mundo de fantasmas y cuerpos encerrados, de muertos prematuros anclados en la conformidad, según indica Antonio Crespo Massieu. Así, la débil luz de una cerilla ilumina el mundo y, al apagarse, queda otra oscuridad, un camino no trazado. Un gesto para sentir el peso del vacío. Y estalla “la discordia de los dóciles”, la que ha nacido en “todas las plazas que ya han sido tomadas”, en todas las que quedan por tomar. Así en el poema “Los muertos prematuros” de este libro, se invoca al fracaso de los seres humanos como duda razonable: /Vosotros/ que vivís sosegados, / que regresáis a casas/ iluminadas y humeantes, /que fingís inquietud ante el fracaso, / anclados a la duda razonable./. O con el poema “Con distintos collares” abre nuestra autora paso a quienes con circunstancias excepcionales abren nuevas sendas y derroteros en las vidas de las personas: /Lejos de las cañadas, /en las hondas pedrizas, / queda un cordero blanco, / que come en la maleza. / Prefiere magullarse/ andar sobre los riscos/ - abriendo nuevas sendas -, antes que diluirse entre el ganado/. La casa grande está dedicado a su madre. Nos revela una España de posguerra vista desde la intimidad de una familia. Con sugerentes imágenes, metáforas y símbolos, insertados en un lenguaje conversacional, da aspectos clave de la conciencia del sujeto poético, una niña, luego una adolescente, marcada por su condición femenina con prohibiciones, miedos, cuestionamientos. Trasciende la culpa, la locura, el extravío y la amarga soledad con sororidad y dignidad. Con “Dónde quedó tu sexo” interroga sin signos de puntuación e interrogación: /desleído derramado en qué cóncavo silencio en qué pozo anegado/ por la lluvia sobre qué urna dormido incandescente/ dónde quedó tu sexo floreciendo en qué bandeja de canapés variados/ en qué concilio bajo qué lavatorio en qué bidé sonámbulo/ tapiado por la seda de la consolación. /.
Encarnación Sánchez Arenas