CON EL POETA LUIS BAGUÉ QUÍLEZ
PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN EL 10 DE MARZO DE 2019
El Dr. Rafael Morales Barba me aconsejó leer su obra Poéticas del malestar, cuyo prólogo es de Antonio Gamoneda. De Luis Bagué Quílez, que codirigió la revista de poesía Ex Libris y colabora en el suplemento “Babelia” del diario El País, comento sus poemas, extraídos de libros como Un jardín olvidado (2007), Página en construcción (2011), y Paseo de la identidad (2014), entre otros. En “Variación sobre un tema de Poe”, cita a Radio Futura, y alude a lo que arrojan las personas en nuestras vivencias, esto es sombras, que graznan como un cuervo, reiteradamente, y a las que pedimos, Nevermore, es decir, nunca más. Dice Cirlot, en su Diccionario de símbolos (2006), como el sol es la luz espiritual, la sombra es el doble negativo del cuerpo, la imagen de su parte maligna e inferior; pero, según Frazer, su imagen en el agua o en un espejo, también representa el alma o una parte vital de nosotros mismos. Es permanente, constante a la corporeidad, y así se forjan las vivencias de otros seres humanos en el rumbo y horizonte. Su poema “World in progress” es antítesis al discurso de una ciudad como Nueva Delhi, o de otras ciudades del planeta en cuestión. Los mosquitos, el desorden proporcional de calles y mercados, las latas oxidadas, el monzón, son una simetría que distribuye el desorden proporcional. Alude a lo insubordinado de Nueva Delhi, a la insurrección autóctona de cada lugar, que define su especificidad ante parámetros de la globalización, en una idiosincrasia concreta y arquitectónica. En Página en construcción (2011), con su poema “El síndrome de Casandra”, dialoga con un síntoma psicológico o mental, como si, de una cuestión de fondo temático, tratásemos los padecimientos psiquiátricos. Un hilo inserta al autor con la realidad: /Sé quién soy/ porque nunca/ regresaré al hogar de las ficciones/, en una búsqueda no del pensamiento único, sino un hilo vital de coherencia lógica ante la realidad. “Oración en Starbucks” encabeza con una cita de Howard Schultz que dice “el éxito es más dulce cuando se comparte”, y destaco los versos: /Tantas cosas con haz y con envés/ nos lanzan a la cara el guante de la duda/. Se canta a la variablidad, a lo improbable, acaso al libre albedrío, al cosmopolitismo del hombre contemporáneo: /Un hombre mocca es un expatriado/. Los poemas “Olympia 1977” y “Aerolíneas argentinas” aluden a los pintores Robert Bechtle en el SFMOMA, y Antonio Berni en el MNBA con un relativismo de las opiniones diversas de la libertad de expresión: “Los listones del suelo/ y la retícula/ del parterre y el césped/ recién cortado/ son distintas maneras/ de zanjar/ la eterna discusión/. En “Palo alto” se cita a Kenneth Rexroth: “Este es el invierno del año más difícil”, con los versos: /Un éxito rotundo:/ la globalización es entropía/ es decir, encontrar las medidas del desorden de un sistema. En “Contra lo sublime” pide una proporcionalidad de la hospitalidad del ser humano, la magnitud de lo habitable, mencionando a la poeta Kay Ryan.
Encarnación Sánchez Arenas