CON LA POETISA BEGOÑA ABAD DE LA PARTE
Su obra poética es Begoña en ciernes (2006), La medida de mi madre (2008), Cómo aprender a volar (2012), Musarañas azules en Babilonia (2012), Palabras de amor para esta guerra (2013), A la izquierda del padre (2014), Estoy poeta (o diferentes maneras de estar sobre la Tierra) (2015), El hijo muerto (2016), Diez años de sol y edad. Antología 2006-2016 (2016), El techo de los árboles (2018). Nació en Villanasur del río Oca (Burgos) en 1952. Para ella escribir era tan natural como respirar, pero otra cosa era compartirlo, hacerlo visible. En 1979 ganó el premio de la Asociación de Amas de Casa de Logroño. En 2006 ganó el premio de relato de la Universidad Popular de Logroño 2006. Durante cincuenta años Begoña vivió una vida que —ha explicado— “no era la suya”, como madre y esposa abnegada sujeta al papel que la historia ha reservado siempre a las mujeres. A los cincuenta “me nacieron alas”, dice en un poema. Es el momento en el que logra la independencia económica y consigue un trabajo en una portería de Logroño y una vivienda en el último piso del edificio. Es la suya una poesía de la experiencia, que nada tiene que ver con la corriente literaria llamada “poesía de la experiencia”. Su lenguaje depuradamente sencillo, se enraiza en lo perenne. Su poesía ha sido incluida también en diversas antologías y revistas. Ha participado en varios de los encuentros poéticos, Voces del Extremo en Moguer y Logroño, y fue durante ocho años vicepresidenta del Ateneo Riojano de Logroño. Tardó más de 50 años en publicar su primer libro “Begoña en ciernes” (2006). Tanto tiempo de búsqueda ha fructificado en otros de lenguaje claro que calan profundamente en quien los lee. Repasa su vida pasada y presente, desde las pequeñas cosas a la reflexión crítica, de lo íntimo a lo solidario, desde el sufrimiento ajeno a la alegría de existir, sin cesar de renovarse cada mañana. Diez años de sol y edad es una antología que recoge los diez libros publicados en estos diez años. Ha añadido un poemario de inéditos y que titula “Hebras”. Somos hebras de un mismo tejido donde todo el mundo cabe. Es un tejido donde se busca refugio, compañía, sentirse cercano, compartir-se, reconocerse en el otro, saber que somos la misma única “cosa”, pero en formatos diferentes y en lugares alejados, en esa medida imperfecta, inexacta, que el hombre inventa, espacio-tiempo. En Insumisas: poesía crítica contemporánea de mujeres, con selección y edición de Alberto García-Teresa expresa: /y entonces tendrás que saber/ que los príncipes azules no existen/ y que las diosas no tienen dueño/. O sobre la guerra: /con qué uniforme abrigaré mi pena/ que me justifique/ el absurdo ciclo de haberte parido/. O sobre la denuncia social y salarial: /Escucho a un político explicar/ cómo cerrará una empresa/ y dejará a mil doscientas personas en la calle./ O sobre la aceptación de su destino profesional: /En las escaleras que friego/ me puedo mirar la cara/.
Encarnación Sánchez Arenas