PUIG, Manuel. The Buenos Aires affair
Lorena Del Fabro
El presente trabajo se propone abordar la obra de Manuel Puig The Buenos Aires affair, desde una perspectiva de análisis centrada en la dicotomía de “la ficción y la verdad” – en términos de Panesi en su crítica sobre Puig -; dos elementos que se construyen como tensiones que internan por un lado, la dimensión de la realidad estética de la novela – en relación con la construcción de una poética en Puig – en el plano de lo ficcional literario. Y por otro lado, la “verdad” que sugiere, desde la novela, un contexto político e ideológico que actúa como generadores de un sentido más profundo de las cuestiones ficcionales.
Desde esta dicotomía establecida en función de una sistematización del eje sobre el que se apoya el análisis, se tratará un núcleo problemático: las obsesiones y violencias sexuales. que se traduce en una problemática de tipo político – sexual en la novela.
Desde este núcleo problemático, se abordarán dos proyecciones formales que surgen en el discurso a través de los elementos que hacen a la poética de Puig: el cine o la fantasía cinematográfica y el relato onírico como recurso narrativo en la “oralidad” de Puig. Estos recursos estéticos en el discurso – situados, desde luego, en el plano de lo ficcional – representan en la novela, desde una lectura más profunda, los mitos sociales y colectivos de la cultura de masas en la sociedad de los años ‘70. Se plantean aquí como signos que o bien se oponen a o bien reflejan y determinan desde allí una “verdad” política e ideológica.
Desde el planteo del núcleo problemático hay dos cuestiones que interesan: la violencia sexual en dos personajes que funcionan como víctima y victimario respectivamente: Gladys y Leo Druscovich y que confluyen en un punto en común en tanto ambos se perfilan como antiperonistas. Otra cuestión es la masturbación en ambos personajes en relación con las coyunturas políticas nacionales.
Los personajes Leo y Gladys se perfilan en una primera instancia en la novela desde sus historias de vida. De tal modo, el personaje de Leo se perfila en contadas ocasiones en actitud de violador, y adquiere un carácter concreto que puede calificarse de sadismo en la violación y consecuente crimen del protagonista a un homosexual. Sin ahondar con detalle en los conflictos psíquicos de Leo, se justifica, no obstante su comportamiento en este sentido haciéndose hincapié en la obsesión sexual como trasgresión al Otro. Leo obtiene placer solo a través de la resistencia del Otro, así se explicita:
El placer de Leo, ya en las vetas supremas, se empañó muy pronto falto de un ulterior rechazo por parte del otro.
La obtención del placer lograda solo a través de esa trasgresión sexual puede traducirse en términos de su propia militancia política, en donde los roles se invierten al sufrir, el personaje la tortura por parte de policías por su oposición al gobierno de Perón. La trasgresión aquí del aparato político hegemónico, revela en la tortura a la oposición, una similitud con el crimen del homosexual en términos de obtención, en este caso, de poder político.
En Gladys se perfila un personaje netamente femenino y bohemio, vinculada desde los orígenes con el ámbito del arte, y con lo que más tarde se definiría como una constante obsesión de arrojarse por la ventana. Es decir, una víctima en todo sentido. Un episodio sufrido en el extranjero de violación sexual a manos de un desconocido atacante, se traslada al ámbito de la “traición” misma de Gladys al país en su exilio voluntario a los Estados Unidos.
La víctima de violación sexual en ese país que calificaba ella misma como “cuna de la democracia”, ponen de relieve dos cuestiones: la ideología antiperonista de Gladys, reflejada en su profunda satisfacción al momento del derrocamiento del régimen peronista en pugna con su estilo de vida propio:
... porque era un régimen fascista, ... y era preciso recordar lo que Hitler y Mussolini habían sido capaces de hacer en el poder ... porque sin Perón no había riesgo de que otra vez cerraran la importación de revistas de modas y películas ...
Y desde esta perspectiva, se visualiza el carácter de víctima del personaje de un poder político con caracteres fascistas y la paradoja entre estas cuestiones que se presentan desde el personaje de Alicia que juzga el éxodo de la artista a un país polémico, así se manifiesta: ... que Estados Unidos era el pulpo que ahogaba a Latinoamérica, y consideraba una traición ir a estudiar allí.
En ambos ámbitos espaciales rigen los mismos escenarios de violación a la persona y de trasgresión al opositor.
Siguiendo esta perspectiva de problemáticas político – sexuales, se percibe otra dimensión del personaje de Leo: la masturbación. También conflictiva como los perfiles significativos de violador, delator, asesino, aunque en este caso se relaciona con el ámbito de lo privado del personaje y se extiende en este sentido a un “ocultamiento” en el terreno político.
La masturbación en Leo implica su imposibilidad de conectarse con el sexo opuesto en una dimensión afectiva o bien de alguna otra naturaleza más profunda. Se inserta como problemática en uno de sus “trastornos sexuales” y denota en este sentido, un malestar en el personaje: ... le producía jaquecas decididamente insoportables. Se extiende este malestar a la dimensión del ocultamiento de su ideología política. Así el malestar físico se traslada a un altercado político en la convivencia con obreros del interior del país:
Leo se había cuidado de no manifestar su antiperonismo, pero estaba nervioso y dijo que la clase dirigente necesitaba preparación y el gabinete de Perón era improvisado...
Desde lo sexual, entonces, se proyectan las tensiones y conflictos del personaje que se convierten en tensiones políticas marcadas por la censura, la necesidad de ocultar el partidismo en un régimen que, como se pone de manifiesto en la convicción general: “se sirve del pueblo ignorante para cumplir sus propósitos ególatras de poderío”. El paralelo con la masturbación en esta dimensión de lo privado del acto sexual y la ideología política ocultada, hacen palpable esas tensiones en el marco de un egolatría que busca satisfacer necesidades o fines propios de placer y de poder respectivamente.
Estas problemáticas tratadas desde el contenido en la novela, se manifiestan en una retorización del discurso y una incorporación de elementos de la cultura de masa, sin prestigio literario que hacen a la poética de Puig.
Tal es el caso de la incorporación de guiones de películas en los comienzos de cada capítulo. Aquí el cine actúa como modelo del imaginario de la sociedad, un reflejo de los “mitos sociales y colectivos” de la cultura de masa en la clase media burguesa del país. En The Buenos Aires affair, esta fantasía cinematográfica se opone, en este sentido, desde lo discursivo a los recortes de reseñas periodísticas en los episodios que desmitifican esta cuestión, devolviendo la conciencia sobre lo social.
Así en el capítulo X se inserta una escena de Las follies de Ziegfeld de MGM, donde la protagonista Lana Turner habla de un mal presagio al caérsele de las manos una copa llena en la distracción de unos pensamientos triviales sobre los hombres; hecho éste que se contrapone con los recortes periodísticos sobre asaltos, robos, envenenamiento de una madre a sus hijos, crimen, sádicos menores, organizaciones extremistas clandestinas, etc. Ambos textos insertos en la novela actúan en las dimensiones de ficción y verdad reflejando, en última instancia, la convergencia en la realidad social de la disparidad entre los valores de consumo y los conflictos políticos que desenmascaran las ilusiones de la fantasía cinematográfica.
El relato onírico revela la inserción y la incidencia del psicoanálisis en la sociedad de la época. A través de este recurso discursivo se revela una forma de diálogo de terapeuta – paciente en el caso del personaje de Leo detallado a modo de “divagaciones”:
... en el sueño yo estaba aquí u Ud. me mostraba esas láminas con manchas de tinta impresas ... en el sueño eran todas mariposas, ninguna entera, todas tenían algún defecto, y claro, repetido el defecto de los dos lados... las alas estaban siempre rotas. Y yo buscaba la mariposa que tuviera rota un ala sola.
Este relato pone de manifiesto las tensiones y conflictos que hacen al personaje desde la problemática político – sexual que se ha tratado anteriormente. El personaje asume la voz de un narrador en primera persona, apropiándose de su discurso. Un disurso que revela así también, en otra instancia (desde la disconformidad del personaje de Gladys por los “psiquiatras”) la fascinación de la sociedad por este “efecto terapéutico”de la libre asociación de ideas que permite el psicoanálisis.
Hasta aquí se ha abordado el análisis de un núcleo problemático de carácter político – sexual, desde dos cuestiones en la novela: la violencia sexual y la masturbación. Así también se ha abordado desde la función de la poética de Puig dos elementos - el cine y el relato onírico- que son utilizados en la novela como recursos estilísticos que dan cuentan desde lo formal del tratamiento de estas problemáticas y su significación en la cultura de una sociedad regida por los mass media.
Se han tratado estas cuestiones desde una fluctuación del eje temático y de los recursos estilísticos entre los paradigmas de la verdad y la ficción que hacen a la complicidad de la parodia de policial que insinúa la novela. Esta aparente “novela policial” en The Buenos Aires affair deja en su parodia una inconclusión de los conflictos o problemáticas planteadas en este sentido y revela, en un sentido más profundo la necesidad de renovación de la sociedad y a la vez revela los tropiezos que encuentra esa sociedad al cuestionarse, como refiere José Amícola, “los pilares sobre los que descansan muchas de sus propias definiciones”.
BIBLIOGRAFÍA
- PUIG, Manuel. The Buenos Aires affair. Grupo Editorial Planeta, Buenos Aires, 2005.
- PANESI, Jorge. Manuel Puig: las relaciones peligrosas. En: Críticas. Buenos Aires, Norma, 2000.
- AMÍCOLA, José. Manuel Puig y la narración infinita. En: JITRIK, Noé. Vol. 11 de Historia crítica de la literatura argentina. La narración gana partida, Buenos Aires, Emecé, 2000.