Informe acerca del Libro tercero de La Guerra de las Galias (1)de Julio César
El presente libro relata lo acontecido en el tercer año de la gran empresa llevada a cabo por César en las Galias. Sabemos de la función propagandística que este informe poseía en aras del prestigio político que César aspiraba. Es por ello quizá que sea este libro el menos relevante puesto que su participación es casi nula: se describen seis batallas en la que sólo en una él participa. Asimismo debemos destacar la notoria brevedad de este libro que encuentra su razón en el motivo precedente. En el capítulo primero, César envía a Servio Galva con la duodécima legión y parte de la caballería a la región de los nantuates, veragros y sioneses. Su objetivo era franquear aquel camino. Allí, luego de librar batallas, hacerse de rehenes y lograr un orden pacífico, Galva decide invernar. Pero los rehenes escapan, los rodean y resuelven enfrentarlos puesto que su condición en relación con la del ejército romano era superior: La desigualdad del espacio físico beneficiaba a los primeros quienes también poseían mayor número de hombres. Su propósito era, en primera instancia, recuperar los rehenes que aún quedaban en manos de los romanos y manifestar su negación a la incorporación de la región a la provincia romana. Galva, tras haber convocado a consejo de guerra, decide dar respuesta a los ataques de la contra. La situación descripta por César es dramática: los romanos se hallan rodeados, sin poder ser socorridos por tropas aliadas, se encuentran sin víveres. A lo largo del informe se acrecienta la intensidad dramática que refuerza el virtuosismo de sus hombres puesto que, si los otros, beneficiados por su posición topográfica, conforman, a su vez, un ejército más numeroso que les permite relevar los hombres heridos; ellos, en cambio, en las condiciones más adversas, enfrentan al enemigo y aún heridos continúan en sus puestos. Finalmente, abren paso entre los adversarios y dan muerte "a más de la tercera parte de más de treinta mil bárbaros (que tantos fueron, según consta, los que asaltaron los reales)" (p:130) De esta manera verificamos que la utilización del recurso de la intensidad dramática contribuye a su propósito: exaltar la figura de sus hombres, quienes logran revertir una situación aparentemente irrevocable; exaltando a su vez, su propia figura. El capítulo seis se cierra con el triunfo rotundo sobre los sioneses. La segunda batalla es encabezada por Publio Craso junto con la séptima legión. Por carecer de provisiones Craso envía a Tito Terrasidio a la región de los unelos, a Marco Galo a la región de los curiosolitas y por último Quinto Velanio y Tito Silio se dirigen a territorio de los vaneses, caracterizados éstos por su poderío marítimo. Los últimos arrestan a Silio y Velanio con el objetivo de recuperar los rehenes que se encuentran en poder de Craso. Lo mismo ocurre posteriormente con Marco Galo y Terrasidio en las regiones correspondientes. Los rebeldes instan a las demás comunidades a pelear por la libertad. A posteriori envían una embajada a Craso solicitándole les devuelvan los rehenes proponiendo a cambio la liberación de los militares apresados. Craso da parte a César de lo acontecido.Éste da la orden de construir galeras y convocar remeros, marineros y pilotos. Por otra parte, se hace hincapié en el gravísimo delito de arrestar embajadores cuyo carácter fue siempre inviolable. Este hecho, según la mirada de César, merece la sanción más estricta. Se inician los preparativos de la batalla. Nuevamente el Ejército romano se halla en inferioridad de condiciones debido a la superioridad que detenta la contra en: el número de hombres, el conocimiento logístico (no fueron los romanos guerreros marítimos), y por último, la ostentación de naves vanesas que, según la descripción minuciosa que César refiere en el capítulo XII, son de carácter indestructible._________________ Julio César, La Guerra de las Galias, Ateneo, Buenos Aires, 1951 Esgrime César, a continuación, los siguientes argumentos para llevar a cabo tamaña empresa y justificar el choque: 1.El peligro inminente que implica la rebelión de los ya rendidos. 2. La amenaza que genera la conjuración de tantos pueblos. 3. El arresto de los embajadores, es decir, la violación de un derecho de carácter inviolable. A continuación, divide su ejército y los destina a diversas provincias con el fin de aplacar todo posible intento de rebelión, o bien, evitar que estos pueblos asistan a los vaneses. Este punto alude a la demostración de un César sumamente estratega y previsor. Se inicia posteriormente el enfrentamiento que, dadas las condiciones adversas para el Ejército romano, se prevé arduo y complicado puesto que, como se describe anteriormente, las naves vanesas, según el parecer del autor, indestructibles, se enfrentan contra las romanas; éstas últimas expuestas a todo tipo de peligro. Pero gracias a unas hoces, que César advierte serían útiles, logran causar mucho daño a las naves enemigas: "Una sola cosa prevenida de antemano nos hizo muy al caso, y fueron ciertas hoces bien afiladas"(p:135) Y, de esta manera, deben enfrentarse cuerpo a cuerpo y en este modo, el ejército de César los aventajaba en valor. Podemos señalar nuevamente la exaltación de la figura del autor, en tanto es un máxime previsor que no deja el mínimo detalle librado al azar. Finalmente se describe el desenlace de la guerra: rendición por parte de los vaneses e imposición del castigo más severo: son condenados a muerte todos los senadores y vendidos los esclavos. Podemos advertir la recurrencia de la intensidad dramática; verificada en los capítulos XIII y XIV. La tercera batalla abarca los capítulos XVIII a XIX. En ellos se describe la empresa llevada a cabo por Quinto Sabino y su destacamento en la frontera de los unelos representados por el caudillo Viridovix (que también lo era de todas las comunidades insurrectas) Viridorix provoca a Sabino instalando su ejército muy cerca del suyo. El último no reacciona, presumiéndose el temor que el cudillo le inspira. Ante esta provocación, estratagema mediante, Sabino envía a un supuesto desertor al destacamento de Viridovix con el objeto de dar falso aviso que César se acercaba a prestar ayuda. Se libra la batalla. Esta vez el territorio es propicio para los romanos que, con valor y destreza, se enfrentan a un ejército poco disciplinado y que da pruebas de cansancio físico. Resultado: victoria rotunda del Ejército romano. Este tercer enfrentamiento nos permite verificar la astucia, valor e implacabilidad de los subordinados de César. Para describir el cuarto enfrentamiento, recurre César nuevamente a sus conocimientos de retórica, puesto que esgrime recursos de carácter argumento (los ejemplos) para provocar determinado efecto. En este caso, se describe un enfrentamiento inminente. Los adversarios, los sociates, son temerarios y para lograr convencernos de ello refiere dos antecedentes que sirven como ejemplos: en enfrentamientos anteriores, los sociates dieron muerte a Lucio Preconino. En otra oportunidad, Lucio Manilio escapó. Finalmente se libra la batalla. Craso sitia la ciudad y, vertiginosamente, la contra pide la rendición y entrega las arma. Los recursos retóricos antes mencionados no persiguen otro objeto que la ya observada exaltación del virtuosismo e implacabilidad del Ejército romano. La quinta batalla, llevada a cabo en el tercer año de la campaña, se refiere en los capítulos XXIII a XXVII. Es dirigida por Craso y se desarrolla en la región de los vocates y tarusates. Estos son valorizados por César por reconocerlos como antigua gloria de las armas y por su inteligencia. Sabemos que la valoración de los enemigos es también un recurso para realzar la figura de su ejército. A continuación los adversarios abren la batalla. Se libra un nuevo embate que culmina, gracias a la astucia y el correcto desempeño del Ejército romano, con el arribo, por parte de la tropa romana, a los reales de la contra. Los sociates piden rendición y hacen entrega de las armas. El libro tercero culmina con la descripción de la sexta batalla, esta vez encabezada por Julio César; pero la misma es interrumpida por cuestiones climáticas adversas. Sus adversarios, últimos pueblos rebeldes eran los morinos y menapios. En última instancia podemos destacar que al igual que los libros restantes, el tercero apela a los mismo rasgos estilísticos: la prosa de César carece de toda ornamentación, se caracteriza por la concisión, sencillez y claridad con que presenta sus conceptos. En cuanto a los recursos argumentativos que César esgrime, podemos vincularlo con los propósitos que César persigue; a saber: lograr prestigio político ante el senado (llevar a cabo guerras de conquista lo era), y por otro lado, refutar las críticas que lo acusaban de llevar adelante una guerra que causaba pérdidas económicas. La elaboración de este informe es, por lo tanto, el instrumento que sirve a César para concretar sus propósitos. En este sentido, las argumentaciones logran convencernos de que la guerra es justa, los enemigos generan un peligro constante, son difíciles y es necesario dominarlos. El ejército romano, disciplinado, valeroso e implacable es el mejor medio para llevar a cabo esta empresa y César el mejor estratega, orador y militar.
Mariela Jimena López Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.