2017 se llevó a tres poetas Nicaragüenses
En Nicaragua hay una tradición poética que la inicia el universal Rubén Darío y que no ha parado de producir gran poesía y grandes poetas que han sido reconocidos fuera de las fronteras de nuestro magnífico continente de América, con gloria formidable en la historia internacional de la inspiración, esta pequeña patria se acentúa en el arte lírico. Literariamente, en estos últimos siete meses Nicaragua se ha nutrido de luto al fallecer tres grandes poetas simultáneos. El 23 de mayo el trovador Carlos Erlington Rigby Moses feneció a los 71 años de edad, originario de Lagunas de Perlas en el Caribe nicaragüense, se caracterizaba por exponer en cada obra la cosmovisión de los negros nicaragüenses, conocidos en el país como “costeños” o de la etnia creole, era uno de los principales virtuoso representativos de esa bella región. El 10 de octubre expiró el poeta jinotepino Silvio Páez Rodríguez, quien en abril del 2017 ganó el XXI Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán (Poemario premiado). Su libro Zona Puerta reúne 48 poemas escritos en los últimos siete años, y es un itinerario de Managua, una ciudad sin forma tendida sobre un valle que tiene de fondo un volcán y un lago, y en su trayecto se describe su vida actual, estudiantes, obreros y otras escenas de relatos escritos en versos o prosa poética. Este prestigiado concurso fue creado por la Universidad Tecnológica de Panamá en 1996 y cada año se convoca alternando entre los géneros de cuento, poesía y novela. La poetisa, periodista y bibliotecóloga Ana Ilce Gómez murió en su residencia de la ciudad de Masaya el 0 1 de noviembre. En 1975 publicó Las ceremonias del silencio, su primer libro de poemas. Después de 25 años publicó su segundo, Poemas de lo humano cotidiano, con el que ganó el Premio Único del Concurso Nacional de Poesía Escrita por Mujeres “Mariana Sansón” 2004, convocado por Anide.Única mujer incluida en la antología bilingüe de Steven F. White, Poets of Nicaragua (1982), Ana Ilce Gómez (Masaya, 28 de octubre, 1944) ha sido unánimemente reconocida como la poetisa de mayor sustancia lírica de su generación. Escribía con una simpatía de belleza admirable, sus lectores saben que estoy narrando lo auténtico sobre su obra exquisita: dos libros han sido asaz para aplaudir la poesía femenina de Nicaragua, su índole poético era asombroso y su legado será muy bien cultivado. Poetas, descansen en el reino eterno y especial, y los jóvenes talentosos estamos comprometidos a extender este arte retórico, infinito y extraordinario. Tuve el gran privilegio de conocer a esta gran poetisa, llegué varias veces a su casa, hablábamos de poesía y también del espléndido arte de la pintura. Su hijo Marcos Barreto es un buen pintor, me regaló varios libros que conservo con esmero; recuerdo la última vez que la visité, me dijo: “sigue leyendo y describiendo lo que te encanta, ya que los jóvenes de hoy están perdidos en la tecnología, aprovecha al máximo tu estadía mundanal”. Es sorprendente, el año 2017 se llevó tres poetas nicaragüenses y en menos de un mes a dos. Y también tres fueron galardonados con tres premios internacionales, el principal lo ganó Sergio Ramírez Mercado, premio Cervantes 2017.
Carlos Javier Jarquín. El chico poeta Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.