COMUNIÓN DE PATRICIA CON SUS LOBOS
Por Ernesto R.del Valle. Cuba EUA
Amaneciendo, aún oscuro, he bebido de este poemario Comunión de lobos, cada verso. Mi esposa respira leve y dormida mientras siento una loba recorrer mi espacio. He leído este libro de Patricia de un tirón, como decimos cuando algo que nos agarra no podemos soltar. Cada verso Comunión con lobos, es una parábola en esta no tan santa Comunión. Imágenes, metáforas y símiles van orquestando esa realidad otra, que solo la poesía, en su soberano fuego, nos puede servir de catarsis o de patíbulo donde demonios y ángeles alzan sus copas. La voz lírica de Patricia Merizalde, va poniéndole cerrojos a lo fatuo, a lo banal e intrascendente. Lo humano aflora en su voz y lleva en los cálices la esencia femenina de lo maternal, la placidez de un estuario y, la hembra que, al igual a la Storni reveladora, quien una tarde se “salió del cinto" libre de ese machismo que minimiza en alma y piel. Una voz limpia, la de Patricia, sin notas imprudentes ni falsos diamantes. Estas mujeres en el cuaderno han abierto mis heridas para hacerlas doler bárbaramente. Pizarnik, se llevó con ella lo mejor, dejándonos solamente muestras de su alma en pedazos, como en un calidoscopio; más allá Marilyn, la marioneta sensual creada por la monstruosa maquinaria de un Hollywood ya decadente y gastado y ese nefasto hedor a miasma político que le veló su verdadera personalidad, tan crudamente dicho por nuestro Padre Cardenal. Ah!, esa Storni, vehemente y crucial en su viaje hacia el nacimiento de sus ganas, entre algas enlazadas a su sombra púbica y aquellos senos fríos e impávidos como caracolas marinas; Merizalde ha sabido hundirte hasta el alma junto a Violeta, Manuela y Frida; Juana y Dolores, dejando sus huellas de mujeres resueltas a ser, más que sexo lamido y penetrado por el macho, su compañera, su doble. Y están las demás patriarcas eternizadas en sus versos de una exquisita lectura, con el dominio de quien sabe que la belleza existe pero hay que descubrirla y desnudarla en su santuario, con arduo trabajo, perseverancia y talento.