Poner título
A menudo tenemos un cuento, un poema o una novela terminados pero no damos con el título adecuado. Parece tarea fácil, pero el título sintetiza de manera absoluta el texto, y debe resultar expresivo, como decía Benedetti, el título “ilumina” el cuento.
Lo primero es plantearse la tipología:
Sustantivos:
La manera más clásica es la de buscar un título corto que incluya solo dos sustantivos o un sustantivo y un adjetivo, como:
El palacio de la luna, de Paul Auster o El señor de las moscas, de William Golding.
Brevedad:
Los hay que resultan sorprendentes por su brevedad, una sola palabra, como Rayuela de Cortázar; Tombuctú, de Paul Auster; Nada, de Carmen Laforet o Hambre, de Knut Hamsun.
Extensión:
La extensión en principio excesiva puede llamar la atención, como: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, de Gabriel García Márquez, o Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami.
Frases hechas:
También están los títulos que incorporan expresiones o frases hechas, un claro ejemplo es: A sangre fría de Capote.
Personajes:
Un clásico es utilizar nombres de personajes, es el caso de: Ana Karenina, de Tolstoy, Lolita de Nabokov, Fortunata y Jacinta de Galdós, o David Copperfield, de Charles Dickens.
Espacio:
El lugar donde sucede la acción: Ohio, de Sherwood Anderson; Walden, de Henry David Thoreau o Berlín Alexanderplatz, de Alfred Döblin.
Cita del texto:
Serían ejemplos incontestables: La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera, o La campana de cristal, de Silvia Plath.
Canciones o versos ajenos: Los títulos de canciones: La marcha Radetzky, de Joseph Roth, Norwegian Wood, de Murakami, o La sonata a Kreutzer, de Tolstoy, o de versos como Salvo el crepúsculo, de Cortázar (que proviene de un haiku).
Elementos contrarios:
Son también muy expresivos y han sido empleados en obras maestras como: Sentido y sensibilidad, de Jane Austen; Guerra y paz, de Tolstoy o Crimen y castigo, de Fiodor M. Dostoievski.
Os dejamos algunos consejos que esperamos os ayuden a encontrar el vuestro:
1. Fijarnos en los títulos que nos han llamado la atención. Una buena manera de entrenarse para buscar un título propio es recordar los títulos de obras que os han sorprendido por originales, por la capacidad de evocar la totalidad de la temática de la obra o incluso por la capacidad e engañar pero de un modo irónico y justificado.
2. Emplear alguna palabra o frase ya incluida en el texto.
3. Hacer listados: La lluvia de ideas es una fórmula que se emplea tanto para idear personajes, tramas, o ideas publicitarias, pero es un buen recurso para concretar ideas, y puede ser muy útil a la hora de buscar un título. Hemingway solía hacer una lista de un centenar de títulos que luego iba tachando hasta encontrar el adecuado o volver a empezar la lista.
4. Buscar elementos relacionados: ambientación, localizaciones, sensaciones, frases hechas etc.
5. Escoger palabras clave: hacer un pequeño listado y buscar germinaciones de ideas a partir de estas.