La Generación del 27 y el flamenco
El flamenco siempre fue un arte con mayúsculas, pero fue la Generación del 27, del siglo pasado, quien lo sacó de la marginalidad para entrar por la puerta grande de las letras. Hasta ese momento el flamenco era apreciado pero se circunscribía a sitios marginales como los cafés cantantes, las ventas, los prostíbulos y las fiestas de los señoritos.
Miguel Hernández, Rafael Alberti, Fernando Villalón, Manuel de Falla, Edgar Neville o Federico García Lorca fueron nombres clave en este proceso de adquirir consideración cultural. Lograron que la mirada hacia el flamenco que ya existía cambiara de tercio pero, además, contribuyeron a la renovación del arte gitano.
Algunos intelectuales del 98, como Unamuno, había despreciado el flamenco considerándolo un arte popular menor, aunque también es cierto que ya Machado había demostrado su interés por la copla flamenca que, aseguraba, “ponía de manifiesto en toda su pureza los sentimientos más íntimos del corazón y las ideas más claras y tenaces del entendimiento”.
Manuel de Falla organizó el Concurso del Cante Jondo de Granada en junio de 1922, lo que marcó un punto y aparte en la consideración intelectual del flamenco. En dicho evento, Lorca dio una conferencia, el 19 de febrero de 1922, en el Centro Artístico de Granada, titulada: “Importancia histórico-artística del primitivo canto andaluz llamado cante jondo”, y Falla escribió el ensayo: “La proposición del cante jondo”, que se publicó en el periódico El Defensor de Granada del 21 de marzo de 1922.
Los jóvenes del 27 se relacionaron con cantaores como Manuel Torre, Chacón, La Niña de los Peines, Caracol y la Argentinita, la cual sostuvo una relación con el torero Sánchez Mejías, cuya muerte en los ruedos propició el famoso poema Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. La bailaora Pastora Rojas Monje “Pastora Imperio” inspiró a Falla El amor brujo, y ella misma lo estrenó en el Teatro Lara de Madrid en 1925, y La Argentinita, acompañada al piano por Federico García Lorca, grabó canciones populares antiguas como Zorongo gitano, Anda jaleo, El Café de Chinitas, La Nana de Sevilla etc.. El bailaor Antonio bailó El sombrero de tres picos de Manuel de Falla con decorados de Picasso, que fue estrenada en la Scala de Milán.
Poema del Cante Jondo de Lorca muestran esta pasión por el cante flamenco, aunque sus poemas no estaban escritos para convertirse en letras flamencas sino con el fin de homenajear el espíritu flamenco, (incluye a La Parrala como protagonista de una de sus composiciones). Fernando Villalón hizo el paso contrario e incorporó algunas letras flamencas a sus poemas.
Una figura clave para la renovación del flamenco fue Vicente Escudero Uribe, el cual trabó amistad y trabajó con Picasso, Miró, André Breton, Paul Eluard, Buñuel, Juan Gris, Man Ray e instauró de un decálogo del baile masculino, que más tarde fue la base para la renovación del baile que representó Antonio Gades en los años setenta.