Sagas
Fue Harry Potter quien inició el éxito de las sagas en la literatura infantil y juvenil. Es cierto que existían colecciones memorables de otras épocas como Los cinco de E. Blyton pero ha sido en estas últimas décadas en las que el éxito de un libro hace que los autores se planteen crear todo un mundo imaginario, no solo una colección de protagonistas que viven ciertas aventuras, y esto hace, de hecho, que algunos autores escriban un primer libro plateándolo como una saga desde el principio.
Lo que diferencia este tipo de sagas de las antiguas es que estas se basaban en historias independientes, en las contemporáneas hay un planteamiento inicial de una aventura que tiene parte de su desarrollo en cada uno de los libros.
Uno de los autores juveniles que ha logrado más popularidad con esta táctica es Francisco de Paula Fernández, alias Blue Jeans, que obtuvo un enorme éxito de ventas con sagas como Canciones de Paula o El club de los incomprendidos. Este formato es hijo de las series, de modo que permite ir desarrollando los personajes en el tiempo y posibilita cierta retroalimentación con los lectores entre libro y libro, sobre todo a través de las redes sociales.
Las sagas son un caramelo para las editoriales que saben que un libro que ha triunfado puede mantener su éxito, o gran parte de su público lector, a lo largo de tres, cuatro o cinco volúmenes, y son libros de grandes tiradas que pueden rondar los cien mil ejemplares vendidos. Esto hace que no solo las editoriales alimenten a los autores también porque existen estos fenómenos las editoriales juveniles van ganado fuerza.
Hay sagas que, además, tienen su continuidad en una película, como Los juegos del hambre, la saga Crepúsculo, la serie Divergente, El juego de Ender, Battle Royale etc. La idea de una saga como una historia que se va engendrando a través de otra es algo que ya se hacía en el SVI, el Palmerín de Oliva, el Amadís y sus continuaciones. La saga tiene el valor de crear un público amplio y fiel de lectores, lo que a priori es positivo, pero sería importante preguntarse si este tipo de lectores serán lectores adultos o son meros consumidores de historias que abandonarán los libros cuando sean mayores.