Mujeres detectives
Agatha Christie logró que su obra fuera la más vendida de la historia, por detrás únicamente de la Biblia y Shakespeare. Tuvo una idea a la vez revolucionaria y modesta al cambiar el clásico personaje del investigador, Sherlock Holmes, o el mismo Hércules Poirot, por una anciana apacible residente en un pequeño pueblo de la campiña inglesa: Miss Marple. La mujer pasaba de ser una víctima indefensa a tener un rol activo y fuerte en la historia.
Esta señora victoriana dedicada a su jardín y a tomar el té con las amigas se vuelve un personaje con fuerza, con capacidad de afrontar lo peor de la mente humana: el crimen, gracias a su enorme sagacidad, y lo hace del modo más sosegado posible. No es ninguna anécdota, y marca los límites de la “liberación” de la mujer en la época. Miss Marple resuelve casos para Scotland Yard pero no es reconocida como investigadora, ni siquiera lo pretende, es algo impensable en la época, y son los policías quienes se lleven el mérito de los casos que resuelve.
La novela negra ha sido siempre un eficaz vehículo para retratar las pulsiones de las sociedades; la política, la organización social etc. y las de Agatha Christie logran mostrar una determinada sociedad de un modo fiel y entretenido, a la vez que dan cuenta de las pasiones humanas.
En España, tuvieron que pasar más de cien años para que naciera una investigadora, en la novela, que fuera mujer, y es mérito de Alicia Giménez-Barlett haber creado a la primera mujer policía: Petra Delicado, destinada en Barcelona. Delicado apareció por primera vez en la novela Ritos de muerte, en 1996. El personaje, en este caso, como la propia Bartlett reconoció, estaba inspirado en una inspectora jefe del Cuerpo Nacional de Policía en Barcelona llamada Margarita García, nacida en Gijón.
Los personajes se han ido acomodando a las épocas, y el más rompedor ha sido el de la hacker Lisbeth Salander, creada por el Stieg Larsson, protagonista de su serie Milennium. El mismo hecho de que no sea una investigadora al uso sino una hacker vestida a lo gótico con piercings y tatuajes, bisexual, aficionada al boxeo y víctima de maltrato, y que pasa a la acción directa para vengar a las mujeres maltratadas, da la idea de que se trata de un giro rotundo de iconografía para dar paso a una mujer herida pero fuerte y activa en su defensa, de un realismo palpable.